El Black Friday ha irrumpido con fuerza en el panorama comercial de España, convirtiéndose en una de las campañas más importantes del año. Según el Observatorio Cetelem, el 70% de los españoles planea realizar compras durante esta temporada, con un gasto medio de 280 euros. Sin embargo, a pesar del aumento en el volumen de ventas, las empresas enfrentan retos significativos.
Para muchas compañías, el Black Friday representa un esfuerzo logístico considerable. «A ninguna empresa le gusta concentrar sus ventas en picos», comenta Íñigo Gallo, profesor de marketing del IESE Business School. Este fenómeno no solo implica vender más, sino también gestionar sobrecostes y logística intensiva.
Desde una perspectiva estratégica, algunos expertos consideran que el Black Friday está «mal situado» en el calendario español. Albert Vinyals, profesor de psicología del consumo, señala que esta fecha tiene más sentido en Estados Unidos, donde coincide con el día después de Acción de Gracias. En España, sin embargo, se ubica en una temporada baja de ventas, justo antes de Navidad, lo que puede erosionar los márgenes de beneficio.
Las empresas se ven obligadas a participar en el Black Friday por miedo a perder competitividad. «Muchas recurren a tácticas como subir precios antes de aplicar descuentos», explica Vinyals. Los comercios locales, en particular, son reticentes a participar debido a la presión que supone ofrecer rebajas tan cerca de la temporada navideña.
A pesar de estos desafíos, el Black Friday sigue creciendo en popularidad. Según datos de Remazing, las ventas en España aumentaron un 93% en 2023 respecto al año anterior. Sin embargo, factores como la previsión macroeconómica y la creciente conciencia ecológica podrían moderar su impulso en el futuro.
La desconfianza hacia los descuentos anunciados también influye en el comportamiento del consumidor, que se ha vuelto más estratégico. «El consumidor ya no se sorprende y planifica sus compras con antelación», afirma Gallo. Esto ha llevado a un adelanto en la compra de regalos navideños, aunque los descuentos no siempre son tan atractivos como parecen.
Además del Black Friday, otras fechas como el Cyber Monday y el Singles’ Day están ganando relevancia. El concepto de Cyber Week está emergiendo, abarcando desde el Día de Acción de Gracias hasta el Cyber Monday. Este fenómeno podría cambiar la dinámica del mercado en los próximos años.
En conclusión, aunque el Black Friday ofrece oportunidades de venta, también plantea preguntas sobre la sostenibilidad de esta estrategia a largo plazo. Las empresas deben evaluar si el aumento de ventas en noviembre compensa los desafíos logísticos y la reducción de márgenes. «No se trata solo de vender en noviembre, sino de mantener un flujo constante de ventas durante todo el año», concluye Gallo.