La vergüenza: un sentimiento universal
La vergüenza es una emoción que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Aunque puede ser útil para regular el comportamiento social, cuando se convierte en un trauma, puede tener consecuencias graves. La vergüenza comienza a desarrollarse desde los 18 meses de vida y, si no se gestionan adecuadamente las necesidades emocionales, puede convertirse en un problema persistente.
“Es una de las emociones más dolorosas porque implica que hay algo malo en nosotros”, explica Annalina Mayer, neurocientífica de la Universidad de Lübeck. Esta emoción puede ser más difícil de soportar que otras como la ira o la tristeza.
El papel de la vergüenza en la sociedad
La vergüenza está profundamente ligada a las normas sociales y culturales. Frieder Paulus, otro neurocientífico de la Universidad de Lübeck, señala que “la vergüenza tiene relación con las normas y reglas que tenemos muy interiorizadas”. Desde tiempos prehistóricos, la vergüenza ha servido como mecanismo para mantener la cohesión social.
Sin embargo, este mismo mecanismo puede volverse en contra de las personas, llevándolas a evitar riesgos y paralizarlas por miedo al juicio social.
Historias personales de lucha
Laura, desde pequeña, sintió que no encajaba, lo que le llevó a desarrollar depresión y trastornos alimentarios. “Podría decir que ahí está la semilla de la planta de mi vergüenza”, confiesa. Milena, por su parte, vivió con vergüenza tras una violación, lo que afectó gravemente su autoestima.
Estas historias reflejan cómo la vergüenza puede silenciar a las personas y hacerlas sentir responsables de situaciones traumáticas.
Superando la vergüenza
Los expertos en psicología y neurociencia están investigando cómo la vergüenza afecta nuestras interacciones sociales y nuestra autoimagen. Un estudio de la Universidad de Lübeck encontró que “si siento mucha vergüenza, todas las sensaciones negativas que recibo sobre mí misma contribuyen a construir una autoimagen negativa”.
Para romper este ciclo, es crucial hablar sobre lo que nos avergüenza y desafiar la percepción imaginada de los demás. La vergüenza puede hacernos sentir pequeños e indefensos, pero reconocerla es el primer paso hacia la liberación.