Los datos presentados a continuación son fruto de un monitoreo exhaustivo desarrollado los 365 días del año por el Colectivo Ca-minando Fronteras, en el marco de su Observatorio de Derechos en Frontera. Comunidades migrantes, servicios de rescate, redes de familiares y defensores de Derechos Humanos en terreno recogen, contrastan y sistematizan una información necesaria
En el año 2023, 18 personas murieron al día en las distintas rutas migratorias de acceso al Estado español. El informe de monitoreo de Derecho a la Vida, que recoge los datos de las víctimas de una necropolítica cada vez más cruel y agresiva con los derechos humanos, ha constatado que 2023 ha sido el año más mortífero desde que tenemos registros. Hasta 6.618 personas perdieron la vida en la Frontera Occidental Euroafricana, entre ellas, contabilizamos 363 mujeres y 384 niñas y niños, según los datos recogidos por la ONG Ca-minando Fronteras.
La ruta canaria, a través del océano Atlántico, vuelve a ser la región migratoria más letal del mundo. «En esta zona de tránsito hay que destacar durante este año el aumento de salidas desde los lugares más lejanos de la ruta, como son Mauritania, Senegal y Gambia. En concreto, a partir del mes de junio el aumento de los cayucos provenientes de Senegal muestra el éxodo de su población provocado por una gran inestabilidad social y política en el país.
El informe analiza con detalle los diferentes trayectos migratorios en el Atlántico procedentes de estos países, sin olvidar las salidas de personas en las zonas de costa situadas entre Agadir y Dakhla. «Nuestro monitoreo también ha seguido prestando atención a las víctimas de la zona del Mediterráneo, incluyendo la ruta argelina, Alborán y el Estrecho», recuerdan.
«Nuestro Observatorio de Derechos Humanos, a través de su equipo de investigación, ha analizado los datos que presenta este informe para definir las causas del aumento de muertes. Encontramos, entre las más graves, la priorización del control de fronteras por encima del deber de socorro, la no activación de los medios de búsqueda y rescate con la urgencia necesaria, la práctica cada vez más habitual de las búsquedas pasivas, el impacto de la externalización de fronteras con terceros países o la reducción de medios destinados a la protección de la vida», denuncia la ONG de Helena Maleno.
Las cifras de este informe «no pueden ser más alarmantes, y las prácticas de control migratorio cada vez más letales que constatamos en la Frontera Occidental Euroafricana, las observamos también en otras fronteras europeas». Por ello, estos datos tienen como objetivo aportar información a los procesos de verdad impulsados por las comunidades migrantes y las familias de las víctimas frente a la necropolítica. «Este informe y los que le precedieron son también pasos para la recuperación de la memoria de las víctimas y deben ser usados en acciones de incidencia que luchen contra las políticas de muerte en las fronteras».
La ruta del Estrecho, Ceuta
En el Mediterráneo han desglosado las diferentes rutas para ofrecer un análisis más exhaustivo de cada una de ellas. La más importante por número de víctimas es la ruta argelina, que sufre una invisibilización por parte de las autoridades del Estado español «que responde a las familias y organizaciones con una falta de trasparencia sistemática».
La ruta del Estrecho se caracteriza por la precariedad de los medios utilizados para intentar acceder al Estado español, principalmente en neumáticas a remos y trayectos a nado hacia Ceuta, «unas prácticas de gran peligrosidad que se ven acrecentadas por la no activación de los medios de rescate».
El informe recoge que «durante este año la mayoría de víctimas en esta ruta se producen en los cruces a nado que se efectúan hacia Ceuta por las zonas de Benzú y Tarajal (Marruecos). En el trayecto del Estrecho las personas muertas y desaparecidas están vinculadas a las neumáticas a remos, conocidas como toys, que salen desde la zona de Tánger».
Las muertes están fuertemente relacionadas con los medios tan precarios utilizados en los cruces, y por lo tanto las políticas de sesgo migratorio en los servicios de rescate suponen un peligro enorme en esta zona. «También hemos monitoreado naufragios de neumáticas que salen en la franja del Atlántico situada al sur de la ciudad de Larache. Como tendencia general durante este período, las personas procedentes de África occidental y central han usado las toys y los saltos a la valla como medio de cruce. En los accesos marítimos a nado a Ceuta encontramos personas magrebíes y asiáticas, mientras que en las neumáticas a motor la mayoría son marroquíes», detallan.
A pesar de ello, «la no activación de medios, la tardanza en su despliegue y la prioridad de la coordinación de Marruecos en las actividades de rescate son los protocolos implementados en el Estrecho por las autoridades de ambos Estados», denuncian en el Informe.
«La instauración de un muro en medio del mar, donde el Estado español establece el paralelo 35º 50’ como una valla invisible en la que los servicios de rescate no van a operar, pone en riesgo la vida. Paradójicamente este paralelo no es un muro para las interceptaciones de los servicios de control de Marruecos, usando de nuevo la externalización como una herramienta que provoca muerte en las fronteras. La negación de la activación de medios provoca que se invisibilicen las tragedias y que para las familias en búsqueda sea mucho más complicado adquirir informaciones sobre sus seres queridos».
En la ruta de Alborán son los intentos de cruce a nado hacia Melilla los que suponen la mayor parte de las víctimas, debido a la especial precariedad de estos sistemas de cruce.