La publicación de la última edición del Informe PISA, deja a nuestra Ciudad en el peor de los lugares posibles. Los últimos de toda España. Si es cierto que hay una novedad; la diferencia respecto a la media se sigue ampliando. Dicho de otro modo, la educación en Ceuta está cada vez peor. Nadie se puede sorprender. Venimos denunciándolo de todas las maneras posibles durante los últimos años ante unos “oídos sordos” que provocan una auténtica vergüenza.
Es cierto que Ceuta es una Ciudad con un nivel de desigualdad insoportable, y con unos índices de pobreza escandalosos, que explican una parte del problema (la relación entre nivel socioeconómico y rendimiento escolar es, por desgracia, indiscutible); pero esta lacra no lo explica todo. La principal causa de este incontestable fracaso está en un sistema educativo colapsado y obsoleto que no funciona. Y cuyas víctimas directas son las familias ceutíes (en especial las más vulnerables); pero también el profesorado cada vez más fatigado, hastiado, frustrado y quemado.
Se ha iniciado una nueva legislatura y no se atisba ningún cambio. Relevarán a la Directora Provincial por ningún motivo que tenga que ver con la educación. Los nombramientos políticos en este ámbito se hacen en clave interna (para contentar, recompensar o prebendar a los afines). Pero el problema ni siquiera está en la naturaleza de las designaciones, sino en que son cargos políticos sin ninguna capacidad de hacer política. Los Directores Provinciales, la que está, el que vendrá, y los que fueron, son tratados meros “correveidiles de alto rango” que sólo pueden actuar al férreo dictado de un “Madrid” nebuloso, ignorante, indolente e irresponsable.
El sistema ha ido relegando a los Directores de los centros a desempeñar el papel de una especie de “cabo furriel” ocupados todo el día en resolver cuestiones menores que nada tiene que ver con la educación y en “cruzar infinitos inútiles correos” con la Dirección Provincial. De la auténtica función de un Director o Directora: Liderar e impulsar proyectos pedagógicos alumbrados por su Claustro adecuados a su realidad, no queda absolutamente nada.
Seguiremos haciendo las mismas cosas y, por tanto, obteniendo los mismos resultados (el viejo aforismo se cumple rigurosamente). No podemos esperar cambios políticos porque PP y PSOE son cómplices de la fechoría educativa que se está cometiendo en esta Ciudad (una especie de macabro “hoy por ti, mañana por mí”). Y el conjunto de la Ciudadanía parece haber perdido el amor propio.