Fueron denunciadas por presuntos abusos sexuales a menores, pero el Juzgado ha archivado la causa ante la falta de pruebas y las contradicciones en las declaraciones de los denunciantes. Estas chicas transexuales y migrantes sufrieron agresiones y acoso continuado por redes sociales en Ceuta, pero finalmente consiguieron salir de la ciudad y, tras el sobreseimiento, solo quieren comenzar una nueva vida tranquila y tener un futuro digno
Thalía y Altagracia son inocentes. Así lo dicta la Justicia porque la denuncia que recibieron por presuntos abusos sexuales y robo con violencia carecía de pruebas y se ha procedido al sobreseimiento provisional y archivo de la causa. Estas chicas transexuales y migrantes marroquíes, cuyas historias ya contamos en El Foro de Ceuta, llegaron a la ciudad autónoma poco antes del inicio de la pandemia y aquí han sufrido acoso por redes sociales, agresiones y, lo peor, una «denuncia falsa» con olor a LGTBIfobia.
“Estoy contenta porque nos han dado nuestra razón, pero no es felicidad lo que siento, es más bien tranquilidad. Esta denuncia me ha acarreado muchos problemas, sobre todo de salud mental. No dormía, no comía bien, estaba apática… y aún no me he recuperado del todo», declara Altagracia tras conocer la decisión judicial.
Durante la instrucción judicial la Fiscalía solicitó el sobreseimiento porque solamente contaban con «dos versiones contradictorias» y no con «elementos periféricos que corroboren una u otra versión». Pero lo más importante para que se haya procedido el sobreseimiento, tal y como recoge el auto al que ha tenido acceso este medio, es que «los menores, a diferencia de los acusados, incurren entre ellos en contradicciones, referidas tanto a la forma de ocurrir los hechos como, y sobre todo, a la distinta participación de cada uno de los encausados».
Además, el documento de archivo recoge que los hechos no fueron denunciados tras su comisión y que «tampoco hay testigos de lo manifestado, lo que sorprende enormemente» porque según los denunciantes esto sucedió a plena luz del día y en la plaza Azcárate, donde hay una cafetería y un parque infantil, «lugares desde donde se ven todos los ángulos del kiosko» en el que dicen que sucedieron los hechos.
Tras esta denuncia, que se podría decir tras el fallo judicial y si no se presentan nuevas pruebas que fue falsa, estas chicas sufrieron mucho. «Jamás me voy a recuperar de lo que muchas personas de Ceuta me han hecho. Subieron una foto nuestra en redes sociales acusándonos y, a partir de ahí, llegaron los problemas. Insultos por la calle, agresiones, y muchas personas no nos dejaban entrar en sus tiendas a comprar», relata Altagracia. «No nos dejaron ni ver realmente si éramos culpables o no. Nos juzgaron antes en redes sociales que en los Juzgados».
Por su parte, Talhía cuenta que «desde que nos dieron la noticia de que nos habían declarado inocentes estoy un poco mas feliz. Todo este tiempo he estado enferma, con una depresión por todo el daño que se nos hizo. Ya veníamos con nuestra historia, tenía la esperanza de que mi asilo saliera adelante, pero este problema hizo que todo fuera a peor».
Interior denegó la solicitud de protección internacional
El Ministerio de Interior denegó el derecho al asilo así como la protección subsidiaria solicitada por estas migrantes. En su solicitud, una de ellas cuenta que en Marruecos ha sido violada, explotada sexualmente, acosada, amenazada y perseguida por su condición, por su aspecto y, en definitiva, por sentirse mujer habiendo nacido con genitales masculinos.
Pero este relato no es suficiente para las autoridades españolas y en la resolución, firmada por el ministro Fernando Grandre-Marlaska, establece que los hechos no cuentan con elementos para poder determinar su veracidad y que, aunque reconoce que la homosexualidad es un delito reconocido Código Penal marroquí, es «insuficiente» para ser protegida.
Además la resolución, que es previa al archivo de la denuncia contra la solicitante, da por hecho que la solicitante presenta un «perfil delictivo» y que por eso tuvo problemas en Marruecos. «¿Dónde está la presunción de inocencia?», se pregunta Altagracia. «Sí, la justicia me ha dado la razón en una parte, pero me la ha quitado en otra, denegándonos el asilo», señala, por eso ha vuelto a solicitarlo porque para ella es impensable volver a Marruecos. Aunque sí volverían a Ceuta a pesar de lo sufrido: «Si tuviéramos nuestros papeles ya hubiéramos ido, ahí hemos dejado a muchas personas a las que queremos mucho y a las que echamos de menos, a pesar de los problemas y demás hemos encontrado a personas que han estado a nuestro lado y que nos creyeron desde el principio, por eso creo que volvería».
«Me duele todo esto porque ahora debo de empezar de nuevo y volver a solicitar mi asilo, cuando siendo una persona trans y con una historia que no le desearía a nadie, seguro que hubiera sido aceptado. Pero no, y empezar de nuevo es algo que me afecta mucho», se lamenta Thalía. «Quiero que se nos haga justicia, que nos acepten nuestro asilo, que la gente sepa nuestra verdad, que no somos culpables», reivindica, porque a pesar de todo son mujeres fuertes y valientes que siguen adelante, luchando por legalizar su situación y poder tener una vida digna. Hace poco, y gracias a una asociación malagueña, han recibido una formación profesional para ser limpiadoras de hoteles y también van a clases de español.
«Lo que quiero es que se nos reconozca nuestro asilo y que cambie nuestra suerte. No puedo acceder a cursos, ni encontrar trabajo por culpa de esto y la verdad está siendo demasiado difícil para mí. Solo quiero que me den mi asilo y poder formarme. Seguir mis sueños… que se rompieron ese día”.