El artículo explica que el discurso de la ultraderecha se articula siempre sobre dos ejes principales: hay una invasión en proceso que hay que evitar y la está provocando un enemigo claramente e inequívocamente indentificado. «Lo hicieron los nazis -el “virus” eran, sobre todo, los judíos-, las dictaduras sudamericanas de los setenta y ochenta -el “virus”, los socialistas- y lo flamean Trump y los nacionalismos nativistas hoy -el “virus” es el otro-. El tronco es común: recuperar la nación -lo que ellos creen que es la nación, siempre un concepto restringido- de los que la pervierten, dañan. La enferman» sentencia
Este artículo de opinión publicado en The New York Times atiza a Vox por las manifestaciones que promovió en pleno estado de alarma y con la COVID-19 todavía presente. Haciendo un relato por ese sábado en el que la extremaderecha llamó a manifestarse por la «libertad» (la de poder ir de compras suponemos), el redactor del artículo afirma que la imagen de gente protestando en coches de alta gama que conducen sus chóferes es la estampa de la «peor derecha española desde el retorno de la democracia, la más banal y peligrosa«.
El autor del texto entiende que haya críticas legítimas al Gobierno de la Nación por haber actuado con tardanza, pero asegura que lo de la derecha en España va mucho más ella y tiene intenciones políticas y ambiciones de poder.
«Hay críticas severas a la gestión de la pandemia en varias naciones, pero esos reproches coinciden con gobiernos donde sus líderes menospreciaron los riesgos desde el cinismo. Allí están Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Andrés Manuel López Obrador en México, Boris Johnson en el Reino Unido o Daniel Ortega en Nicaragua, pero no es el caso de España. Como otros líderes europeos, Sánchez subestimó el impacto de la pandemia y reaccionó tarde, pero no ha respondido con cinismo ni tiene un plan autoritario de control social» explica y advierte que el posicionamiento actual de la derecha corresponde al de una lucha por el «dominio del relato ante la opinión pública» que «encubre sus intereses reales bajo demandas razonables. La derecha española hoy propagandiza que su país está en manos de comunistas y chavistas. En el colmo de la alucinación, suponen el confinamiento pandémico como un arresto domiciliario en un gulag sanitarista».
Finalmente, el periodista explica que el discurso de la ultraderecha se articula siempre sobre dos ejes principales: hay una invasión en proceso que hay que evitar y la está provocando un enemigo claramente e inequívocamente indentificado. «Lo hicieron los nazis -el “virus” eran, sobre todo, los judíos-, las dictaduras sudamericanas de los setenta y ochenta -el “virus”, los socialistas– y lo flamean Trump y los nacionalismos nativistas hoy -el “virus” es el otro-. El tronco es común: recuperar la nación -lo que ellos creen que es la nación, siempre un concepto restringido- de los que la pervierten, dañan. La enferman» sentencia.