Rabat pretende desmontar a los que critican la incomparecencia del monarca en sus responsabilidades reales al frente del país alauita
La visita de Mohamed VI a Tetuán, ciudad capital del antiguo protectorado español, es inminente. La noticia ha sido confirmada a este medio a través de fuentes bien informadas que sitúan en los próximos días al rey de Marruecos en la ciudad de Tetuán y en algunas poblaciones cercanas del norte. Una región sumida en una grave crisis económica después de dos años de pandemia y tras el cierre de la frontera en marzo de 2020 que dejó un clima de incertidumbre que provocó movilizaciones de protesta ciudadanas alrededor de las poblaciones cercanas situadas cerca del borde fronterizo del Tarajal en Ceuta y que fueron reprimidas duramente por la policía.
Según las mismas fuentes, en la visita, el monarca acudirá al aeropuerto de Tetuán, enclavado estratégicamente muy cerca de la ciudad turística de Martil y de los complejos vacacionales de lujo en la costa norte mediterránea donde dispone de un palacio con playa privada en el que el monarca suele pasar la temporada estival. Miembros del gabinete acompañarán al rey en la visita donde le será presentado el proyecto de mejora de la terminal aeroportuaria que pretende consolidar el desarrollo del transporte aéreo de pasajeros en la zona norteña marroquí.
Las fuentes también confirman que el rey podría visitar la nueva zona comercial de Castillejos (Fnideq) que Marruecos ha construido en tiempo récord durante la pandemia a unos pocos kilómetros de Ceuta y con el objetivo de ser el pulmón comercial del norte tras la decisión de las autoridades aduaneras de acabar con el comercio atípico (contrabando para Marruecos) que se establecía en la frontera, actividad que empleaba de manera ilegal a miles de personas, las llamadas porteadoras, utilizadas como “mulas” para introducir mercancía desde los polígonos industriales del Tarajal en Ceuta.
Ahora Rabat quiere normalizar la vida institucional de Mohamed VI proyectando la visita a Tetuán tras más de 4 meses en París, donde según citaban algunas personas cercanas a la vida palaciega, se sometia a tratamiento de la dolencia cardiaca producida por la sarcoidosis, la enfermedad que padece y que le afecta de forma grave a la vista y el corazón, del que ha sido intervenido en varias ocasiones.
Pero las sospechas por las ausencias del rey han dado alimento a los críticos con el régimen para arremeter contra la monarquía alauita. Como las declaraciones vertidas en una entrevista a un medio español (El Independiente) el político y abogado, Mohamed Ziane (Málaga 1943), fundador del Partido Liberal Marroquí y ex ministro del reino, donde denunciaba las largas estancias de Mohamed VI en Francia, incluso le invita a dejar el trono si sus preferencias pasan de vivir lejos de sus responsabilidades como rey de Marruecos.
Ziane también ha sido muy crítico con las nuevas amistades con las que se rodea desde hace algún tiempo el soberano. Se trata de los hermanos Azaitar, una amistad que ha provocado una fuerte corriente de desacuerdos internos dentro del Majzen. Los Azaitar, los tres hermanos ahora en la cuerda de amistades influyentes de Mohamed VI, nacieron en la ciudad alemana de Colonia de padres originarios de Alhucemas (Rif). Desde su entrada en Palacio han ocupado un lugar central. Incluso, Abu Bakr y Ottman Azaitar asistieron como invitados de honor a los actos oficiales del 44 aniversario de la Marcha Verde en El Aaiún.
Una parte de la prensa marroquí ha cargado las tintas contra los privilegios de los que gozan el trío de hermanos alemanes de origen rifeño, vinculados a las artes marciales y muy cercanos al rey Mohamed VI. Se trata de Abu Bakr Azaitar, luchador de artes marciales de 34 años, conocido en su entorno profesional como Gladiador; su hermano Ottman, también luchador y cuatro años menor y el tercero, Omar, entrenador del segundo y gemelo de Abu Bakr.
En el Majzen también se produjeron voces discordantes contra la amistad del rey con los hermanos alemanes. Fuentes bien informadas hablan de que uno de los principales consejeros reales, Fuad Ali El Himma, ha sido apartado del círculo de confianza de Mohamed VI por las reiteradas críticas a las actividades del rey con los hermanos Azaitar.
La monarquía alauita históricamente no ha sido muy generosa con el norte del reino. Desde tiempos de Hassan II, el padre del actual mandatario, muchos sectores de opinión en los círculos sociales y políticos norteños coinciden en que la población se siente abandonada y olvidada por Marruecos centralizado en Rabat.
Para evitar levantamientos sociales el gobierno ha puesto en funcionamiento el engranaje para que la actividad real esté centrada en dar confianza a los habitantes de la zona norte, que desconfían y ven como propaganda los anuncios del gobierno para ejecutar los planes de desarrollo de la región y que no convencen a casi ninguno de los sectores económicos implicados en la ecuación, sobre todo el comercio y los servicios, que son los que más han sufrido la crisis y para lo que no han aportado solución a corto plazo con la finalidad de que los habitantes de la zona puedan obtener algún beneficio en forma de ocupación que les saque de la pobreza extrema a la que está sometida la mayoría de los ciudadanos del norte.
Muchas de las personas que residen en la zona, desesperadas, deciden intentar cruzar de forma irregular la frontera a través de los espigones que separan las dos aduanas en el Tarajal de Ceuta. Algunas se dejan la vida en el arriesgado intento de buscar una oportunidad que les permita salir de la pobreza extrema al otro lado.
Mohamed VI en sus discursos centrados en la cuestión social, promete la entrada del reino en una «nueva etapa». En 2019, con motivo de la conmemoración de sus 20 años de reinado, aseguró que Marruecos “entrará en el club de las naciones avanzadas” e incluso se felicitó por las «profundas reformas acometidas» en los últimos años, así como el «salto cualitativo» del país en materia de infraestructuras.
El monarca alauita reconocía que aún queda mucho por hacer. Pero del dicho al hecho: las reformas prometidas para paliar la grave crisis social en el norte del país provocada por la pandemia, que tuvo su consecuencia más grave en el cierre de las fronteras con Ceuta y Melilla, han caído en saco roto. Miles de los habitantes de las poblaciones del norte, que al menos podían conseguir algún ingreso gracias a las oportunidades que el trasiego transfronterizo podía brindarles, se han visto perjudicados gravemente con el cierre.
En las últimas semanas se han vivido protestas en las ciudades del norte para exigir medidas a favor de sacar a la región de la situación de extrema pobreza que vive tras los cierres de las fronteras y se espera que el clima de tensión aumente debido a la subida de precios, principalmente la de los carburantes y los alimentos básicos. Una crisis a nivel mundial del que Marruecos no es ajeno, pero al no contar con un tejido social protector que amortigüe la desigualdad en el país la conflictividad puede dispararse.
La pobreza ha aumentado en Marruecos, especialmente en el campo, pero también en las ciudades, ya que los grandes círculos económicos se oponen a los mecanismos de apoyo social gratuitos. Según un informe emitido por la Alta Comisión de Planificación de Marruecos (HCP), la ONU y el Banco Mundial revelaron que la pandemia de coronavirus ha elevado la tasa de pobreza del país del 17,1 % por ciento en 2019 al 19,8 % en 2020.