El nuevo polideportivo José Ramón López Díaz-Flor, que Tragsa construye previo encargo del Gobierno sobre la parcela que ocupaba el antiguo pabellón, será un edificio de última generación que incorporará las novedades en materiales, diseño y sistemas constructivos.
La Ciudad ha apostado por la tecnología aplicada a la eficiencia energética y a la perdurabilidad, como demuestra el hecho de que las dos piscinas, de competición y enseñanza, contarán con paneles de acero inoxidable laminados y una estructura autoportante, que implica una impermeabilidad total de los vasos, así como rigidez y solidez.
Por otra parte, el cerramiento del pabellón será con un compuesto de hormigón reforzado con vidrio que es de gran duración, garantiza alta resistencia, incombustibilidad, impermeabilidad y resistencia a agentes atmosféricos -se denomina por sus siglas en inglés, GRC, de Glass Fibre Reinforced Cement-.
Por otra parte, el nuevo complejo deportivo contará con una instalación solar para calentar el agua sanitaria y las piscinas y el empleo de esta energía producirá un ahorro en emisiones de CO2 mayor a 50.000 kilos por año, con lo que la Ciudad intensifica su apuesta por la eficiencia energética.
Los trabajos marchan con normalidad y de acuerdo con la planificación prevista. De hecho, la empresa ejecutora, el medio propio Tragsa, ha comenzado a levantar la estructura toda vez que ha terminado la cimentación del nuevo complejo deportivo, en el que la Ciudad invierte 7,8 millones de euros para la materialización del proyecto.
El edificio
En el diseño del edificio se contemplan tres tipos de estructuras para tres zonas diferenciadas: la de piscinas cuenta con una estructura con pórticos de pilares de hormigón armado y vigas de madera laminada, apropiado para la alta atmósfera corrosiva que presenta la zona; la pista deportiva se ha resuelto mediante un sistema de cerchas metálicas; y la parte administrativa, de gradas y vestuarios se hará con vigas y pilares de hormigón.
El Díaz-Flor en construcción tendrá capacidad para atender a 6.000 usuarios, sótano y dos plantas. Su superficie construida será de 7.200 metros cuadrados distribuidos, sobre todo, entre la planta baja, de 4.254 metros cuadrados y reservada para las pistas polideportivas, piscinas, aseos, administración, acceso, baños y almacén; y la primera, con 1.649 metros, en la que se ubicará el aula didáctica, las salas de gimnasios y los vestuarios.
Dispondrá de una piscina de 33×5,25 metros para la realización de competiciones deportivas de waterpolo nacional y otra de enseñanza de 12,5×8 metros; dos gradas -una para 250 personas y otra para 50; pista polidepotiva de 24×44 metros (hábil para voleibol, balonmano, baloncesto, fútbol sala, hockey y bádminton); cinco salas de actividades dirigidas (gimnasio, bicicleta y tres salas de actividades grupales y deportes de contacto), zona de vestuario para cada una de las actividades, un pequeño museo para albergar trofeos y un botiquín.
En la actualidad, el Instituto Ceutí de Deportes (ICD), adscrito a la Consejería de Turismo y Deportes y encargado de gestionar estas instalaciones, analiza la viabilidad de introducir algunas mejoras en las instalaciones de carácter técnico-deportivo, como marcadores, sistema de soporte de canastas o controles de cronómetro en piscina. También está en estudio aumentar la superficie destinada a los vestuarios y las gradas.
Desarrollo de las obras
Las obras del pabellón empezaron el 20 de febrero, cuando se firmó el acta de inicio, con una primera fase de demolición de la antigua estructura que se prolongó hasta verano. La segunda fase, consistente en la cimentación del nuevo polideportivo, comenzó a finales de junio con el vaciado general de la parcela y el perfilado del fondo.
A partir de ese momento se iniciaron los trabajos de cimentación, precedidos por la construcción de la red de evacuación de aguas pluviales y residuales, medios que impedirán la humedad o acumulación de agua, ya sea de lluvia, acumulada en el terreno o humedad por condensación. Precisamente las humedades eran uno de los principales problemas que presentaba la anterior estructura, además de los de funcionalidad y conservación.
En paralelo, se ha construido una losa de cimentación en hormigón armado de 55 centímetros de espesor sobre otra capa inferior de hormigón de limpieza de 10 centímetros de espesor que fue aplicada al fondo de la parcela como aislante.