El Open Arms, barco de la ONG española del mismo nombre, ha sido bloqueado por Giorgia Meloni, líder ultraderechista italiana y miembro del partido «Hermanos de Italia» (Fratelli d’Italia), después de llevar a cabo tres operaciones de rescate en aguas internacionales en el puerto italiano de Carrara, donde atracó tras rescatar a 195 personas en tres intervenciones en el Mediterráneo Central.
Ya anunció la líder ultraderechista italiana, Giorgia Meloni, del partido “Hermanos de Italia” (Fratelli d’Italia), su intención de dificultar las actividades de las ONG que se dedican al rescate de migrantes en el Mediterráneo. Tras un registro policial, el capitán y el coordinador SAR (Search and Rescue) del barco español fueron conducidos a una comisaría en el puerto de Carrara para prestar declaración.
Las autoridades italianas han impuesto una multa de 10.000 euros y han decretado el bloqueo administrativo del remolcador de rescate para los próximos 20 días, lo que impedirá que la organización de rescate humanitario puede estar en aguas internacionales próximas a la zona SAR libia donde el incremento de embarcaciones con cientos de personas migrantes huye del infierno al que están sometidos en países como Libia y Túnez.
Durante los meses de verano, el Open Arms y otras embarcaciones de ONG han llevado a cabo numerosas operaciones de rescate. Esto ocurre después de que los Guardacostas italianos, bajo el gobierno de Meloni, hayan solicitado asistencia a los barcos de rescate que operan en el Mediterráneo. Unas cien mil personas han sido rescatadas en aguas internacionales frente a las costas de Túnez y Libia.
Para Open Arms “en respuesta a las solicitudes de asistencia por parte de la Guardia Costera italiana, nuestro barco llevó a cabo hasta 7 operaciones de rescate bajo su coordinación. Sin embargo hoy, de manera incoherente, imponen la restricción a 1 solo rescate en nuestra última misión, de acuerdo con el Decreto Meloni”.
Las autoridades italianas imponen al Open Arms un embargo administrativo de 20 días y una multa de hasta 10.000 euros por rescatar a 196 personas en 3 operaciones de rescate diferentes. Sin embargo, y durante el último mes, el mismo remolcador ha rescatado a 734 personas y prestado asistencia a otras 540, todo bajo la coordinación directa de la Guardia Costera italiana.
En el comunicado remitido por Open Arms detalla que «en la pasada Misión 103, nuestro barco se encontró en una situación sumamente compleja: decenas de embarcaciones en apuros en alta mar, y las autoridades italianas incapaces de atender todas las demandas de auxilio. Ante esta situación, nos solicitaron intervenir en su socorro. Así pues, llevamos a cabo 7 operaciones de rescate y 18 más de asistencia en un solo día, todas ellas coordinadas minuciosamente por la Guardia Costera italiana, que, en ese momento, tenía sus embarcaciones detenidas por la falta de combustible.
Pocos días más tarde, en la presente Misión 105, el Open Arms ha realizado 3 operaciones de rescate en aguas internacionales, salvando a un total de 196 personas, entre ellas 15 mujeres y 19 menores no acompañados. Después de haber rescatado a las primeras 26 personas en una embarcación muy precaria, se nos asignó Carrara como puerto de desembarco, a más de 600 millas de distancia y 4 días de navegación. En nuestro rumbo hacia allá, recibimos un aviso por parte de Alarm Phone sobre 2 embarcaciones en peligro al sur de nuestra posición, que la organización no gubernamental Sea-Watch confirmó a través de su equipo aéreo Seabird2.
Dada la falta de respuesta de los centros de coordinación marítimos que habían sido alertados a la vez que el Open Arms, fuimos a prestar asistencia en base a lo exigido por los convenios internacionales y el derecho marítimo internacional. Cuando nos aproximamos a uno de los casos, el MRCC Italiano insistió que abandonásemos la búsqueda y que procediéramos al puerto preasignado, ya que las autoridades competentes estaban encargadas del caso. Sin embargo, al preguntar por detalles, como el horario de llegada de la asistencia, no dieron respuesta alguna. Así pues, nuestro remolcador llegó a la posición, realizó el rescate de 132 personas que duró más de 2 horas, tiempo durante el cual ninguna autoridad se presentó, confirmando que una vez más, eran vidas abandonadas a la deriva. Posteriormente procedimos a rescatar el segundo caso, con un total de 196 personas rescatadas a bordo. Tras una breve parada en Lampedusa para realizar una evacuación médica de un joven, nuestro barco llegó al puerto de Carrara ayer por la mañana a las 8:00h.
Tras haber escuchado los testimonios del Capitán, el Coordinador SAR y el Primer Oficial a bordo, durante más de 6 horas, las autoridades italianas han impuesto un embargo administrativo de 20 días del buque Open Arms y una multa de hasta 10.000 Euros”.
Para la ONG, “la magnitud de lo sucedido resulta sorprendente. No solo va en contra de las Convenciones internacionales y el Derecho del Mar, el hecho de sancionar a una embarcación humanitaria por realizar su cometido de salvar vidas en el mar, sino que también este episodio confirma la falta de reglas en el ámbito marítimo. Las embarcaciones humanitarias quedan a merced de decisiones arbitrarias y completamente inconstitucionales, en ocasiones, actuando en reemplazo de la Guardia Costera y en otras como objeto de multas y detenciones.
Un decreto que obstaculiza el rescate de vidas no puede ser considerado legítimo. Esta afirmación es aún más cierta cuando es reiteradamente transgredida por las mismas autoridades que deberían velar por su cumplimiento. Dichas autoridades están obligadas a solicitar ayuda para cumplir con la responsabilidad que cada embarcación tiene en el mar: salvar vidas en peligro”.
Open Arms que ha realizado más de 100 misiones a lo largo de sus 8 años de historia, ha dado cuenta de las situaciones que se producen en el Mediterráneo. En muchas ocasiones han sido testigos de la violencia que los grupos de mercenarios que van en las patrulleras libias, embarcaciones donadas por Italia tras el acuerdo suscrito con el país magrebí, interceptan a los migrantes para devolverlos de nuevo hasta las costas de Libia donde sufren violencia y humillación en un país donde la vida no vale más que un billete de un dólar.
Open Arms recuerda que “El rescate de mujeres, niños y hombres en peligro no es una opción; es un deber moral y legal al que debe atender cualquiera que tome conocimiento de una situación de peligro. Detener durante 20 días a uno de los pocos activos capaces de efectuar rescates, en un momento en que la crisis humanitaria se encuentra en su punto más álgido y el mar está plagado de embarcaciones en peligro, constituye una decisión sumamente arriesgada, cargada de inmensas responsabilidades para aquellos que han optado por tomarla”.
El gobierno neofascista de Meloni
La líder ultraderechista ganó las elecciones que le permitieron gobernar con otros partidos de extrema derecha y centro derecha como la Liga (Lega), de Matteo Salvini y Forza Italia de desaparecido Silvio Berlusconi, después del colapso del gobierno de unidad nacional de Mario Draghi, hace un año.
Los partidos de extrema derecha de Italia una vez más marcaron el debate en torno a la migración en términos de “amenazas” y “seguridad”. Meloni y Salvini (que durante la campaña electoral de verano volvieron a culpar a los migrantes de los problemas de Italia se retoman antiguos enfoques que estigmatizan la migración.
El debate originado con la llegada e integración de migrantes ha suscitado creciente controversia en Italia y Europa durante la última década, a medida que los partidos populistas de extrema derecha han incorporado este asunto como elemento central de sus respectivas agendas políticas. Desde la denominada crisis migratoria de la UE entre 2015 y 2016, se ha abordado extensamente la cuestión de los reasentamientos de emergencia, la acogida de refugiados sirios por parte de Alemania, los incrementos presupuestarios de Frontex, la carencia de solidaridad en la UE hacia los Estados miembros situados en las fronteras exteriores de Europa, así como la ausencia de una estrategia más acorde para afrontar el problema a mediano y largo plazo.
La estrategia que hizo a Meloni ser primera ministra de Italia fue la misma que ya usaba su camarada Le Pen en Francia. Meloni adoptó una retórica aún más extrema en comparación con sus socios de la derecha italiana. Prometió imponer un “bloqueo naval” para evitar que las personas migrantes lleguen a las costas italianas. Una medida de este tipo es, en general, inviable y además contraviene el derecho internacional y de la UE.
Una vez en el gobierno, la primera ministra de Italia firmó un decreto más suave de lo que había prometido en su campaña. La presión de Europa y de las organizaciones de Derechos Humanos atenuaron los planes de Meloni, totalmente contrarios a los convenios internacionales sobre rescates de personas en el mar, la protección de la vida en el mar y el derecho internacional humanitario.
De “las ONG son cómplices de los contrabandistas” dicho a diestro y siniestro durante la campaña electoral, hasta el decreto que permitía, con restricciones, desembarcar personas que eran rescatadas por los barcos humanitarios en el Mediterráneo. El decreto prohíbe la acción de múltiples rescates para el desembarco en los puertos italianos, y obliga poner rumbo al puerto de Italia asignado por las autoridades después de rescatar la primera embarcación en peligro, independientemente del número de personas que viajen en la misma.
Ahora, el gobierno que encabeza Giorgia Meloni asigna puertos del norte para hacer aún más el sufrimiento innecesario de las personas rescatadas. Cuatro días de navegación para el desembarco que deja la ausencia de un barco de rescate en días de buen tiempo cuando hay mayor afluencia de embarcaciones precarias en el Mediterráneo Central.