El Open Arms ha desembarcado en la mañana del sábado a los 28 migrantes, todos varones, rescatados en aguas del Mediterráneo hace una semana. El barco puso rumbo a las costas de Sicilia tras haber permanecido 10 días en labores de búsqueda y vigilancia en la zona SAR de Libia. Tras varios días de espera, las autoridades italianas asignaron el puerto siciliano de Augusta para dejar a los recién llegados en tierra firme. Por fin pisaban tierra europea tras un angustioso periplo en Libia, donde las personas que esperan migrar a Europa reciben un trato inhumano por parte de los traficantes de seres humanos que campan a sus anchas en el país norte africano sumido en un conflicto interminable. Las mafias aprovechan el escenario de desestabilización que vive la región para, junto con las milicias, aumentar los beneficios que reporta el tráfico ilegal de personas.
A la llegada a puerto les recibían las autoridades sanitarias con el fin de cumplimentar el protocolo que exige el gobierno italiano a las naves que arriban en sus puertos y a pie de muelle esperaba un equipo sanitario para realizar pruebas de antígenos a los recién llegados y descartar casos de COVID-19. Los 28 jóvenes ya habían sido testados por el equipo médico a bordo del Open Arms dando negativos todos los test durante los días de travesía.
Tras las pruebas, que resultaron negativas, la autoridad sanitaria autorizó el desembarco de las 28 personas en las que se encontraban una decena de menores. Todos ellos han sido conducidos por los carabinieri hasta el barco habilitado en el puerto para hacer al menos una semana de cuarentena antes de que sean trasladados a los centros de acogida. La tripulación del Open Arms los despedía con aplausos desde la cubierta y ellos han correspondido emocionados gritando “thanks so much and God bless you” (gracias y que Dios os bendiga).
Dos miembros de la organización de protección a la infancia “Save the Children” han estado presente para supervisar la entrega de los menores a las autoridades italianas.
Rescate «in extremis»
El Open Arms realizó el rescate de los ahora llegados a Italia la mañana del sábado 5 de marzo. Las 28 personas migrantes salieron de las costas de Libia en una pequeña patera de madera el día anterior y navegaban a la deriva tras haber casi acabado con el combustible y cuando el bote estaba embarcando agua y se encontraba en peligro de naufragar cuando fueron avistados por la tripulación del barco de rescate de Open Arms que cubría labores de vigilancia en el Mediterráneo Central frente a la costa de Libia. Los equipos de rescate salieron a buscar a la embarcación encontrando a las 28 personas pidiendo auxilio.
Según relata Mustafá, un joven sirio que salió de su país por las consecuencias de la guerra, “los traficantes nos dijeron que en la barca encontraríamos suficiente agua y comida, así como combustible para llegar a Europa. Cuando llegamos para salir, no había nada de comida y apenas unas cuantas botellas de agua, cuando nos encontraron ya no teníamos nada de agua. Esas personas son unos criminales”.
Uno de los menores que todavía no ha cumplido los quince años de vida, nos mostró las heridas causadas por quemaduras producidas al apagar cigarrillos contra su cuerpo. El chico cuenta todavía con horror que los “libios nos pegaban todas las noches cuando se emborrachaban”. Estas son las historias que estos jóvenes traen consigo y que les será muy difícil poder asimilar sin que les quede alguna secuela de las vejaciones y torturas que han recibido y que desgraciadamente siguen padeciendo las personas migrantes en Libia.
Durante los días que el buque de rescate humanitario ha permanecido en la zona ha podido comprobar como los patrulleros guardacostas libios interceptaban varias embarcaciones que intentaban alcanzar Europa dejando ver que Libia está colaborando en las labores de rescate de migrantes en las aguas próximas a su costa. Todo ello tras las asignaciones presupuestarias y de material que la UE comprometió con el gobierno de Libia para modernizar los medios con los que cuenta para vigilancia en su zona costera.
Tras el desembarco, el Open Arms pondrá rumbo de regreso a Barcelona donde se dará por finalizada la misión 89.