Desde hace tiempo se me viene a la cabeza la historia de un torero que fue todo un referente en la profesión, cuyos éxitos se repetían día tras día, no importaba la plaza en la que torease, plazas de primera categoría ¡claro está! A este torero de enorme talento le acompañaba, además, su simpatía, tenía don de gente y, salvo algún que otro percance, le fueron bien las cosas durante toda su carrera y logró retirarse con los honores que corresponden a un gran artista, a un gran profesional. Al maestro Antonio Bienvenida lo recuerdan los amantes de la tauromaquia con enorme admiración.
Lamentablemente…, ironías de la vida, a Antonio Bienvenida el destino le reservaba un final trágico. Cuando disfrutaba de un más que merecido descanso, en un retiro soñado en el campo, haciendo lo que más le había gustado siempre, un pequeño animal, una vaquilla, durante una tienta en su finca, lo corneó y, como consecuencia, perdió la vida.
Tal vez se me venga la historia de esta figura del toreo por un artículo que escribí hace ya mucho tiempo sobre la figura de Juan Vivas que titulé: “Que lo mate otro, dice el torero”. Hice ese artículo porque encontraba, a pesar de mis limitados conocimientos sobre este arte, un símil que se adaptaba como anillo al dedo a la gestión llevada a cabo por nuestro querido alcalde en 2005 en nuestra ciudad.
Siempre entendí, de ahí el símil, que la base para ser una figura del toreo es manejar bien el engaño; que Juan Vivas, convertido en maestro del toreo en ese artículo así lo hacía, y destaqué su enorme habilidad y virtud y su naturalidad en el manejo de la muleta con las dos manos, aunque donde logró actuaciones muy meritorias era con su mano izquierda, donde el engaño fluía de manera natural, base de su exitosa carrera a pesar de ser diestro cabal. Recuerdo que, a pesar de reconocerle algunos méritos, nunca desarrolló una faena completa por lo que, pese a su dilatada carrera, no gozará del prestigio y la reputación de otros.
Ser presidente-alcalde tampoco es fácil y lograr el reconocimiento de la gente es muy complicado y más en una ciudad como Ceuta donde los problemas son por naturaleza poliédricos; donde la mayoría de sus lados son creados artificialmente con una finalidad perversa. Después…, darles la espalda a esos mismos problemas no es la solución, al cabo de un tiempo te puedes encontrar con la tormenta perfecta.
Por poner un caso, apenas comienzas a tirar de los correspondientes hilos te vas dando cuenta de lo mal que funciona el Ayuntamiento de Ceuta. Esta es la administración pública más cercana y que comanda el alcalde, Juan Vivas, del que, según el art. 15 de la Ley Orgánica 1/95, de 13 de marzo del Estatuto de Autonomía de Ceuta, establece que el Presidente de la ciudad de Ceuta ostentará asimismo la condición de Alcalde, por lo que según el art. 21.1 de 7/85 de 2 de abril y el art. 24 de Real Decreto Legislativo 781/86 de 18 de abril, el Presidente-Alcalde “desempeña la jefatura superior de todo el personal de la corporación y la organización de los servicios administrativos de la corporación en el marco del reglamento orgánico”. Difícil tarea y enorme responsabilidad para pasar de ella ¿no creen? y más cuando se sabe que no es un buen modelo de gestión administrativa, más bien, un caos donde impera la dejadez, el desconocimiento y el desconcierto y muchas son las causas.
Por ejemplo: el 19-07-2005, hace ya 16 años el periodista J.C.G. titulaba un artículo en el que decía “Vivas reconoce que la RPT no podrá estar lista a finales de año” al hilo de lo manifestado por él cuando expresó: “Yo pensé que había medios en la casa”. El consejero de Economía y Hacienda de la época, Emilio Carreira, se apresuró a llevar a Pleno una moción de urgencia por la que se creaba una partida de 160.000 euros para contratar a una empresa especializada para que realizara el trabajo. Hoy en el año 2022, ¿Dónde está la RPT?
Que se sepa, Ceuta es la única ciudad de España que no cuenta con este importante documento para el normal funcionamiento de una estructura organizativa vital para los ciudadanos. Sin Relación de Puestos de Trabajo, las arbitrariedades están a la orden del día y las consecuencias de un mal funcionamiento y resoluciones injustas pueden desembocar, incluso, en presuntas prevaricaciones administrativas… por ejemplo. ¡Ojo con la vaquilla!