Ceuta tiene la necesidad de aplicar una política industrial o sectorial que le permita salir del estancamiento en el que se encuentra actualmente, las claves del éxito para que esto suceda, pasan por convertir tanto al comercio como a la hostelería en sectores con mucha más protección de la que tiene hoy, de ahí la vulnerabilidad de los mismos. Los motores propulsores serían, la generación de empleo de calidad, una alta productividad y capacidad de innovación.
Estas políticas sectoriales tienen un coste fiscal, aplicando ayudas directas y exenciones, que debería asumir la Administración ceutí, de esta forma a corto y medio plazo, estos sectores protegidos podrían generar ingresos fiscales. Está claro que el Gobierno de Vivas está dejando que el tejido productivo acabe por desaparecer.
La administración local debería estar interesada en que la vida económica, social y cultural adquieran un pulso vibrante que no obligue a estos dos motores económicos a ir bajando persianas por una mala gestión y no saber aprovechar el dinero destinado para tal fin. Es capital que el futuro modelo pase por apostar por las nuevas tecnologías.
No quiero olvidarme de los kioscos de prensa, los cuales se encuentran en extinción, todos están dentro de ese tejido comercial que se está destruyendo día a día sin que nadie lo remedie, esta combinación tan fatídica está generando que nuestras calles más emblemáticas, se estén quedando vacías, por lo que el modelo de ciudad que conocíamos, está cambiando.
Deberíamos hacer una reflexión profunda sobre la velocidad a la que se están produciendo estos cambios y pensar que, en un futuro no muy lejano, la capacidad de consumo se verá muy disminuida. No se está trabajando hacia un modelo económico más resiliente y la Administración debería estar en ello para llegar a acuerdos donde los autónomos paguen alquileres asequibles en consonancia con sus ventas, ayudas para el pago de la luz y bajar los impuestos durante un tiempo, como por ejemplo hasta finales de este año, de este modo, se estaría contribuyendo a que muchos puestos de trabajo se mantuvieran, hasta que se solucionara la problemática de la clientela procedente de Marruecos.
Las conclusiones, además de las medidas nombradas anteriormente, necesitan de una participación eficaz de la ciudadanía en la vida política y económica, buscando hasta llegar a conseguir una unión en aspectos fundamentales que afectan a nuestro patrimonio, idiosincrasia y futuro de Ceuta. El camino que se está tomando desde hace más de dos décadas, lejos está de tener una ciudad próspera e igualitaria.