Puigdemont ya amenaza al PSC para evitar quedarse sin la investidura, síntoma del mal momento que atraviesan los independentistas a falta de una semana, resalta La Razón
La campaña de las elecciones catalanas llega este viernes justo al ecuador y el independentismo está más cerca del abismo que nunca. Encuesta tras encuesta parece reforzarse la idea de que el separatismo se puede quedar el 12 de mayo sin la mayoría absoluta que ahora atesora en el Parlament y eso abriría prácticamente una nueva era en la política catalana con un Salvador Illa que resiste a todos los envites y ha puesto paso firme hacia una holgada victoria. De hecho, el escenario del independentismo es ahora mismo tan diabólico que, aunque sumase mayoría, muy probablemente tendrá que depender del partido ultraderechista Aliança Catalana.
En estos momentos, Esquerra parece que sigue sin encontrar un revulsivo que permita a Pere Aragonès dar con la tecla de la remontada y evitar perder la presidencia de la Generalitat. Y eso que los republicanos parecen haberle imprimido un tono más duro a la campaña frente a Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, con un discurso más desacomplejado. De hecho, el republicano no dudó el lunes en calificar el periodo de cinco días de reflexión de Sánchez de «comedia» y ayer tampoco dudó en tildar al Gobierno socialista de «debilitado» y por ello quiso hacer un llamamiento a acelerar la negociación de las cesiones que le corresponden (traspaso de Cercanías, mejora de la financiación…).
Pero la inacción en el Govern de Aragonès está pasando mucha factura a una Esquerra que ni rescatando ahora en plena campaña la ampliación del aeropuerto de El Prat o medidas contra la sequía está siendo capaz de contener la hemorragia de votos, según las encuestas.
Los republicanos siguen ligeramente por detrás de un Junts que sí resiste en torno a la treintena de escaños gracias a un descafeinado «efecto Puigdemont» ya que el expresident tampoco está siendo capaz de mejorar los resultados de Laura Borràs en 2021 ni de acercarse a Illa. De hecho, una señal de que las cosas tampoco parecen ir por el buen camino en el cuartel general de Junts es que ayer el propio Puigdemont ya se abrió a pedir una investidura pese a que el independentismo no logre la mayoría absoluta. En este punto, retó a Illa, que se podría convertir en la llave de su investidura: «No negociaré con ellos ni habrá cambio de cromos. El PSC sabrá lo que debe hacer y tendrá que asumir las consecuencias de sus decisiones», advirtió el candidato de Junts, en alusión velada a la Moncloa.
Y, en parte, esta debilidad de Junts se produce por el «voto cabreo» que se puede producir este 12 de mayo, ya que Aliança Catalana, partido de Sílvia Orriols, está atrayendo a votante molesto con los posconvergentes por dos cuestiones principalmente: por la inmigración, que es una cuestión que genera mucho debate en Cataluña; y, por la falta de avances en la independencia.
El partido antiimigración de Orriols, que gana día tras día adeptos para endurecer las políticas de seguridad, puede jugar un papel determinante porque, además de la posibilidad de que sea determinante en el bloque independentista en caso de mayoría, está vetado por Esquerra y la CUP. Por tanto, si Puigdemont gana en el bloque independentista y suma mayoría, tendría imposible unir al resto de fuerzas separatistas por mucho que vaya a hacer apelaciones épicas al retorno del «president». Y ese es el escenario que también están vislumbrando en el PSC y, de ahí que Illa esté retando constantemente a los partidos independentistas a que tracen una línea roja frente a Aliança Catalana y Vox.
Lo cierto es que la campaña de los socialistas ha estado durante toda la primera semana marcada por los movimientos de Sánchez, a pesar de que Illa es un candidato con entidad y eso impide que quede eclipsado por el terremoto del presidente del Gobierno. Eso no quita, en todo caso, que se haya detectado cierto malestar en algunos dirigentes socialistas por la maniobra del lunes de Sánchez, ya que consideran que ha absorbido atención y puede desgastar. Pese a este tropiezo, los socialistas notan una gran movilización de sus bases y siguen creyendo en la capacidad de gobernar tras el 12M.
Una victoria holgada de Illa, además de una derrota del conjunto del bloque independentista acercaría al candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, pero todo está por ver porque el propio Puigdemont ha empezado a dejar entrever amenazas a la gobernabilidad de España para reclamar la investidura. En todo caso, una mayoría del bloque contrario a la independencia tampoco es sinónimo de investidura automática de Illa porque Vox también ha rechazado al PSC y prefiere una repetición electoral. El escenario de desbloqueo para Illa podría pasar por que sumara mayoría con Esquerra, aunque queda por ver qué ocurre en la segunda semana de campaña.
El PP sigue al alza y el propio Illa se ha abierto a pactar con los de Alejandro Fernández, pero tampoco sumarían y los populares tampoco parecen acercar posturas con los socialistas para tratar de birlarles votos de descontentos: «Illa está demostrando que además de haber resucitado de la mano de Pedro Sánchez el ‘procés’, lo quieren continuar», señaló ayer Fernández.