Podemos seguir discutiendo sobre el sexo de los ángeles o sobre frentes, personalmente soy de movimientos sociales nítidamente progresistas, ¡nítidamente!
No todo vale en la sociedad, en política parece que sí pero poco a poco se irán dando cuenta de que no es así. Hay actos que en lugar de unificar a quienes se pretende unificar, lo que consiguen es absolutamente lo contrario. De esto ha intentado sacar partido Miguel Ángel Rodríguez por boca de Ayuso y su “modernidad” viviendo “secuestradas o bajo un burka o la libertad del comunismo”. Aquí no se trata de una confusión entre “burka y hiyab” sino de toda una declaración de intenciones enmarcadas dentro de una estrategia política claramente definida. ¿Ética? ¡Absolutamente ninguna! ¿Rédito electoral? En las próximas elecciones generales lo comprobaremos y sufriremos todos los progresistas. Al igual que veremos la importancia de Ceuta y sus nombramientos de non gratos.
A veces la ignorancia supina se personifica en quienes queriendo alcanzar la luna desde la confrontación consiguen barro. Barro y un gobierno de ultraderecha.
La política española varió hace unos años, no con el surgimiento de Podemos sino por el 15M. Podemos fue consecuencia y causa. Del 15M y de la modificación de nuestro sistema político.
El 15M hizo estallar el bipartidismo y el conformismo, para ello necesitó de la materialización de sus inquietudes y denuncias en forma de una estructura política concreta.
Los ecos de aquellos gritos de “¡No nos representan!” dirigidos a PP y PSOE básicamente, corren el riesgo de renacer convertidos en pesada carga que deberemos sobrellevar quienes intentamos canalizar esa enorme energía ciudadana con epicentro en Sol.
Las protestas sacudieron el avispero donde dormitaba el descrédito de políticos e instituciones, bien por agotamiento de las fórmulas empleadas, bien por la corrupción de los agentes implicados. Se abrió la caja de Pandora de una democracia falaz e imperfecta bajo el yugo de los mercados, de la que escapó, completamente reforzada y vestida de populismo de alta costura, la ultraderecha.
Creo que nos equivocamos si no somos capaces de detectar que la próxima legislatura conllevará una nueva evolución política, que sin dejar a un lado el bipartidismo de bloque, dependerá, no de frentes sino de plataformas.
Teruel Existe ha demostrado que se puede y ha marcado el camino. Esta andadura comenzó en 1999 en forma de asociación con el objetivo de combatir la despoblación de la provincia.
Tras hacer todo lo que le dijeron que debían hacer, pasando por Bruselas y Moncloa, por políticos y administraciones, por manifestaciones y concentraciones, decidieron conformarse como opción de voto a unas elecciones generales hartos de buenas palabras, sonrisas y palmaditas en la espalda, pero nada de soluciones.
En 2019 se presentaron como agrupación de electores consiguiendo un diputado en el Congreso y dos senadores, pero por encima de los resultados electorales demostraron que la fórmula funcionaba. ¿Y cuál era la fórmula?
La fórmula era saber conciliar el sentimiento de que la inmensa mayoría de los temas tratados en el Congreso no interpelan a los ciudadanos y que en las ocasiones en las que lo hacen sólo es a las personas que habitan en las grandes capitales con la proyección de la idea de utilidad cotidiana.
Apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, pero no antes de firmar un pacto de Estado por la repoblación y el reequilibrio territorial, es decir: infraestructuras, traslado total o parcial de organismos e instituciones, etc y conseguir el compromiso de crear un ministerio específico: el de Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
No es que hubiesen conseguido más en unos meses que en décadas de lucha, es que además han logrado trasladar ese logro a la sociedad. Se les reconoce su utilidad. Nuevamente la utilidad. ¿Y qué es la política sino un instrumento útil para cambiar la sociedad? Nuestro día a día. Nuestra vida.
Las discusiones desde posicionamientos enfrentados inamovibles y las elucubraciones sobre metapolítica pueden estar más o menos bien, pueden ser entendidas por más o menos gente, e incluso dar ciertos resultados electorales, pero lo que no van a proporcionar son unas mayorías suficientes para nombrar presidente del gobierno, salvo que se modifique el artículo 99 de la Constitución. Hoy por hoy el Santo Grial de PP y PSOE, pero nada más.
El sistema electoral español concede dos diputados fijos a cada provincia, salvo a las plazas norteafricanas a las que otorga sólo uno. Quedan pues, 248 puestos vacantes en el Congreso para repartirse en función de la población. Esto es uno de los factores de la fórmula a la que antes aludíamos al señalar el éxito de Teruel Existe. Las circunscripciones menos pobladas poseen mayor representación que la puramente proporcional. Veámoslo en cifras y resulta evidente lo que pretendo explicar.
A Teruel Existe, un diputado en el Congreso le “costó” 19.000 votos, a Unidas Podemos cerca de 90.000, a PP y PSOE en torno a los 60.000. Si la España Vaciada se presenta podría moverse en unos números de escaños que la convirtiesen en perentoriamente decisiva en el momento de conformar Gobierno.
Antonio Saz, coordinador de España Vaciada, identifica lo que considero será la clave en 2023: “… ponemos el afán de solucionar los problemas comunes por delante de la ideología”.
Si no aprendemos ya de una vez por todas que la utilidad cotidiana es la piedra filosofal a la que debemos aspirar en su forma de resolución de problemas comunes, ni frentes, ni movimientos, ni tu tía, ni discusiones sobre el sexo de los ángeles nos librarán de estar cantando el Cara al Sol y no manifestándonos en Sol.