El presidente del Tribunal Constitucional (TC), Cándido Conde-Pumpido, ha vuelto a estar en el centro de la polémica tras la admisión a trámite del recurso presentado por el fiscal de Sala de Menores, Eduardo Esteban. Este fiscal, conocido por su enfrentamiento con el Partido Popular y por su vinculación con la exfiscal general Dolores Delgado, había visto su nombramiento anulado en dos ocasiones por el Tribunal Supremo. El TC, con el respaldo de los magistrados más cercanos a la izquierda, ha decidido intervenir nuevamente, lo que ha sido calificado como una usurpación de competencias del alto tribunal.
El Pleno del Tribunal Constitucional ha decidido admitir a trámite este martes el recurso del fiscal Eduardo Esteban, un caso que ya ha causado controversia por las implicaciones legales y políticas que conlleva. En el fallo, siete magistrados de la corte, alineados con el sector progresista del TC, han considerado que el recurso plantea una cuestión constitucional de gran relevancia, dado que afecta a los derechos fundamentales y a la interpretación de la ley en el ámbito judicial.
El recurso de Esteban está relacionado con su polémica designación como fiscal de Sala de Menores, un nombramiento que fue rechazado en dos ocasiones por el Tribunal Supremo debido a que no cumplía con los requisitos establecidos en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (EOMF). A pesar de la decisión del Supremo, el TC ha decidido reabrir el caso, lo que ha generado críticas entre algunos sectores del poder judicial.
Fuentes jurídicas han señalado que, en un principio, un informe interno de los letrados del TC proponía rechazar el recurso por falta de fundamento constitucional. Sin embargo, el magistrado Ramón Sáez Valcárcel, encargado de la ponencia, ha insistido en su admisión, lo que finalmente fue aprobado en el pleno del TC tras la solicitud de un contra-informe. Este giro en la resolución ha suscitado suspicacias entre quienes critican la actuación del Tribunal Constitucional bajo la presidencia de Conde-Pumpido.
La intervención del TC no es un hecho aislado. Según algunas voces dentro del ámbito jurídico, Conde-Pumpido ya ha tomado decisiones controvertidas en el pasado, como la amnistía encubierta para los condenados por los ERE del PSOE de Andalucía o la exoneración del exdiputado de Podemos, Alberto Rodríguez, tras un altercado con la policía. Los críticos acusan al presidente del TC de actuar en favor de los intereses del Gobierno de Pedro Sánchez, en lugar de defender la independencia judicial y el cumplimiento estricto de la Constitución.
El caso de Eduardo Esteban, conocido por su enfrentamiento con el Partido Popular y apodado en su momento el “fiscal anti-PP”, ha tenido múltiples episodios controvertidos. Su nombramiento como fiscal jefe provincial de Madrid en 2008 fue precedido por un proceso peculiar que levantó suspicacias dentro de la Fiscalía. Durante su mandato, Esteban fue objeto de diversas denuncias por su actitud hacia el Gobierno Regional de Madrid, al que acusaba de intentar obstruir su labor. En varias ocasiones, fue señalado por la oposición política como el principal responsable de los conflictos judiciales que involucraban a dirigentes del PP.
En 2023, el Tribunal Supremo anuló por segunda vez su nombramiento como fiscal de Sala de Menores, después de que la Sala de lo Contencioso-Administrativo estimara los recursos interpuestos por la Asociación de Fiscales y por otro fiscal que aspiraba al mismo cargo. Esteban había recurrido estas sentencias, argumentando que el Supremo estaba adoptando un nuevo criterio en la valoración de los méritos en nombramientos discrecionales.
A pesar de estas anulaciones, la admisión del recurso por parte del TC ha reabierto el debate sobre la independencia del poder judicial y la intervención de los tribunales superiores en asuntos que deberían ser resueltos por el Supremo. Mientras tanto, el Gobierno sigue respaldando a Esteban, y su futuro como fiscal sigue siendo incierto.
Este caso se presenta como un nuevo episodio de tensiones dentro del sistema judicial español, que involucra a varios de los actores más influyentes en la política y el poder judicial. Los próximos pasos en el proceso podrían tener consecuencias significativas para la jurisprudencia española y la relación entre los tribunales más altos del país.