Este domingo, Japón celebra unas elecciones parlamentarias anticipadas que son cruciales para el futuro del primer ministro Shigeru Ishiba y su partido, el PLD. Según las encuestas, el partido corre el riesgo de perder la mayoría absoluta en el Parlamento, algo que no ha sucedido desde 2009.
La convocatoria de estas elecciones se produjo apenas 26 días después de que Ishiba asumiera el cargo, tras reemplazar a Fumio Kishida. Su objetivo era consolidar su poder, pero un escándalo de fondos ilícitos ha minado la confianza de los votantes en el PLD.
El Parlamento de Japón nombró a Ishiba como primer ministro en sustitución de Kishida, pero el escándalo financiero ha continuado erosionando la imagen del partido. A pesar de esto, tanto el PLD como su socio de coalición, Komeito, esperan mantener el control del gobierno.
Los centros electorales, unos 45,000 en todo el país, abrieron a las 7:00 hora local y cerrarán a las 20:00, momento en el que comenzará el recuento de votos. Se prevé que la participación sea inferior al 50%, similar a elecciones anteriores.
Críticas de Corrupción y una Oposición Dividida
En un mitin en Tokio, Ishiba prometió un nuevo comienzo para el PLD, enfocándose en la seguridad, ayudas a familias de bajos ingresos y revitalización rural. Sin embargo, las acusaciones de corrupción persisten, especialmente tras revelarse que el PLD pagó 20 millones de yenes a ramas locales dirigidas por funcionarios acusados.
Por otro lado, la oposición, liderada por el Partido Democrático Constitucional (PDC) de Yoshihiko Noda, está fragmentada. Noda acusa al PLD de favorecer a quienes financian sus campañas. En total, 1,344 candidatos compiten en estas elecciones, con un récord del 23.4% de mujeres candidatas.
El resultado de estas elecciones podría marcar un cambio significativo en el panorama político japonés, dependiendo de si el PLD logra mantener su mayoría o si la oposición logra capitalizar el descontento público.