Por José Antonio Sánchez Gómez
Emilio Bastida, diplomado en Enfermería por la Universidad de Almería y Matrona por la City of London University de Londres, es Matrona en el servicio sanitario de Murcia lo que compagina con su labor educativa en el hipnoparto. Es especialista en acompañar a madres durante los partos fisiológicos. Escribió ‘’Mi parto en casa’’ y es creador de ‘’Nacer en grande’’, una metodología basada en la hipnoterapia aplicada al embarazo intentando con ello mejorar la experiencia a través del autoconocimiento y la relajación
Actualmente también realiza un podcast donde cada semana habla sobre diferentes temas acerca de las distintas fases del embarazo. En su página web se puede encontrar todos los servicios que ofrece como profesional de la maternidad.
Es conocido en las redes donde denunció las malas praxis de las que había sido testigo en diferentes hospitales y a su vez las diferentes represalias que ha recibido por señalarlas. Con él hemos hablado sobre violencia obstétrica y sobre el parto.
Se ha formado tanto en España como en Reino Unido. ¿Cuál es la mayor diferencia que encuentra en el desarrollo de su profesión en ambos países?
En Inglaterra el respeto es la base de cualquier parto. Allí se explican los procedimientos. Se habla con las futuras madres sobre todas las opciones y de como pueden funcionar ciertos procedimientos u otros. Darles tiempo para que tomen decisiones para después aceptar y respetar las decisiones de cualquier mujer.
En Reino Unido dentro de la seguridad social hay opciones libres: Parto libre, Parto en casas de nacimiento, que son casas de parto llevadas por matronas para mujeres de bajo riesgo que quieren vivir un parto natural en estos centros (en España también existen, pero únicamente tres) y por ultimo la opción del paritorio. En España los partos en casa se realizan de forma privada, no es un procedimiento respaldado por ninguna institución, por lo que hay que costearlo de forma individual, y hay muchas mujeres que quieren tener acceso a este tipo de partos pero no pueden.
La gran diferencia, a parte de esto, es el fundamento de la comunicación y el respeto, que creo que en España escasean. No hay información, no se explican procedimientos y no se respetan las decisiones de las mujeres. Allí el centro está en la mujer, está todo más enfocado en ella y aquí el centro es el profesional y quien tiene el poder de decisión sobre las mujeres.
¿Qué problema encuentra por ser profesional de la maternidad y dar visibilidad a la violencia obstétrica?
Enfrentamientos, conflictos internos, etiquetas, que hablen de ti…yo soy una persona que habla bastante claro y hay personas que no están acostumbradas a que otra sea tan trasparente y vaya de frente. Hay gente que puede pasar de ti y te aíslan constantemente y otras que se enfrentan a ti y quieren debatir y hacer cosas por encima tuya poniendo sus pensamientos personales por encima de lo que dicen las practicas profesionales. He sido llamado bastantes veces al despacho.
La violencia no solo va hacia las mujeres, también se dirige a los profesionales que intentamos visibilizar esta violencia. He sufrido y sigo sufriendo muchas circunstancias por dar visibilidad a este problema. Cuando hablan de violencia no me siento identificado porque no soy violento y no ejerzo ese tipo de violencia pero muchas de mis compañeras sienten que se les criminaliza. Si sienten que se les criminaliza es por algo.
Entonces, ¿por qué cree que hay determinadas instituciones que niegan la violencia obstétrica?
Porque la mayoría de personas que ejercen esta violencia son los propios médicos. A las mujeres se les ha contado que tienen que pasar ciertos procesos y tiene que ser de una determinada manera. En los años 60-70 empezó la red de hospitales en España. A día de hoy muchos médicos y matronas están aún aprendiendo prácticas obsoletas que se veían en aquellos años, cuando comenzaron a medicalizarse los partos.
¿Qué procedimientos ha observado que se llevan a cabo de forma rutinaria que no deberían hacerse?
Limitar tus movimientos, no dejarte comer ni beber, romper la bolsa amniótica, poner obsitocina sin consentimiento, no apoyar a una mujer que quiera tener un parto natural, forzar a una mujer que no quiera ponerse la epidural a ponérsela, posiciones que no son naturales para parir, no ayudar en la lactancia materna e incluso es violencia no suministrar analgésicos a una mujer que lo esta pidiendo. Por ejemplo muchas veces sucede que una mujer quiere ponerse la epidural y como ha dilatado lo suficiente los profesionales prefieren no ponérsela porque tan solo quedan 2 o 3 horas de parto. No respetar las decisiones de la mujer es violencia.
Llegar a una consulta y que te digan ‘’bájate las bragas y súbete al potro’’ me parece una falta de comunicación y de empatía brutal. En la semana 40 se hace la maniobra de Hamilton, que consiste en introducir los dedos en la vagina e intentar llegar al cuello uterino, eso seguramente no se explique así, utilizaran la frase ‘’Voy a darte una ayudita’’ y una ayudita ¿bajo que criterio? Nadie ha preguntado si esa mujer quiere que se le haga esa maniobra. No estoy contra de esa práctica ni mucho menos, estoy en contra de la falta de explicación y de consentimiento. Muchas mujeres me han dicho que se han sentido violadas porque han realizado esta maniobra sin su consentimiento.
¿Considera que lo más importante es la comunicación durante este proceso?
Yo creo que la comunicación es la base. Si una mujer viene con el plan de parto, lo vemos y debatimos sobre que es lo mejor para ella, se siente escuchada. Si se les explica absolutamente todo; los procedimientos, beneficios, riesgos y opciones que tienen, confían en ti como profesional y no van a sentir que seas violento con ellas.
Si el parto termina de manera distinta a como ellas habían deseado que sería, pero con total conocimiento de por qué ha ocurrido así, no entienden el proceso como algo traumático.
Tengo muchos compañeros que señalan el hecho de que muchas mujeres vienen alteradas por el auge del tema de la violencia obstétrica en la actualidad. Yo lo entiendo porque a mí también me llegan personas alteradas por este tema, pero mi trabajo es que se relajen y que estén tranquilas. En el momento que le dedicas 5 minutos y eres activo para escuchar eso genera confianza.
¿Cómo pueden identificar las mujeres los hospitales en los que tienen mejores condiciones para el parto?
Yo he trabajado en muchos hospitales aquí en España y los hospitales funcionan a través de protocolos. Estos protocolos se establecen en función a lo que dice la evidencia, lo cual es correcto, pero en la mayoría de casos no se suele aplicar. ¿Cómo seleccionan entonces las mujeres el hospital al que desean acudir? A través de las matronas. Yo por ejemplo como más o menos conozco los hospitales de mi área intento encajar a cada mujer en el sitio que más le beneficie.
Para poder saber cómo funcionan los hospitales habría que comparar las estadísticas de la OMS sobre episiotomías, partos instrumentalizados y todas estas prácticas, con la realidad de un hospital en específico. Son datos que tienen que estar disponibles.
Ha escrito un libro que se llama ’’El parto en casa’’, ¿hasta que punto recomienda parir en casa?
Yo apoyo las decisiones de las mujeres. Nunca le diré a una mujer que sea mejor una opción que otra. Mi papel como profesional es dar las opciones y que ellas elijan lo mejor para ellas. En mi entorno es una etiqueta que tengo bastante instaurada ‘’Emilio es esa persona pro parto natural’’ y no soy así. Trabajo en un hospital y si una mujer quiere un parto medicalizado yo le acompaño en ese proceso con el mismo respeto que a una mujer que quiere pasar ese proceso en casa. El papel real de una matrona debería ser explicar esas opciones y que la mujer elija respetando sus decisiones sin intentar coaccionar sus elecciones.