Este 24 de junio se ha conmemorado el aniversario de la masacre en Melilla, un atentado contra los derechos humanos que se saldó con la vida de 37 personas migrantes, 322 heridas, 77 desaparecidas y 470 fueron devueltas en caliente, según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. “Un año sin justicia, un año de impunidad”, que ha llevado a la realización de la ‘I Marcha por la Justicia 24J’ en la ciudad autónoma, que ha congregado aproximadamente 500 personas que han partido desde el aparcamiento del hotel Melilla Puerto hasta el puesto fronterizo del Barrio Chino, donde ocurrió la tragedia.
Los asistentes, entre los que se encontraba la ‘Caravana Abriendo Fronteras’ clamaban al son de distintas frases como: “¡Ninguna persona es ilegal!”; “¡Marlaska, canalla, salta tú la valla!”; “¡No más muertes en las fronteras!”; “¡Migrar es un derecho, no un delito!”; “¡Europa, canalla, abre la muralla!”; “¡No más muertes en las fronteras!”; “¡La ley de extranjería mata a gente cada día!”; “¡Papeles para todas o todas sin papeles!” y no han olvidado hacer un guiño a Ceuta, la ciudad hermana y fronteriza en la que, lamentablemente, también se han vivido otras masacres, al grito: “!Tarajal, no olvidamos!”.
La palabra que más se ha repetido entre los y las asistentes era “justicia” por las vidas que no están, las que sí están, las que no sé sabe dónde están y por todas sus familias. Ha sido un acto emotivo, lleno de sentimiento, dolor, tristeza y rabia, por la falta de medidas y protección para las personas migrantes, especialmente las de origen africano, que sufren la discriminación de un sistema que no les protege, sino que aboca a la muerte y la desprotección.
La marcha se ha llevado a cabo sin incidentes durante todo el trayecto, que ha finalizado en el puesto fronterizo del Barrio Chino, donde ocurrió la tragedia. Allí, se ha leído un manifiesto en árabe y español, también se ha recordado a todas las personas que estuvieron aquel inhumano 24 de junio. Han denunciado de ese día: “Opacidad, omisión de auxilio y prisas por enterrar los cuerpos en fosas anónimas ha sido la respuesta de los gobiernos español y marroquí. 300 personas sudanesas siguen presas en Nador, muchas condenadas a la violencia y a años de prisión por las redadas previas al 24 de junio”.
Han puesto el foco en Melilla, pero creen que “lo ocurrido forma parte de un patrón de crímenes de estado contra la humanidad a personas desplazadas como en el naufragio en Calabria, o en el incendio en el centro de detención de migrantes de Ciudad Juárez. No son los primeros, ni los únicos, ni los últimos”. El 2022 es el segundo año de la historia con el mayor número de personas fallecidas y desaparecidas en nuestra Frontera Sur según la APDHA, con 6 personas asesinadas al día.
Melilla es una ciudad rodeada por la valla. Mires donde mires, ahí está la verja, el hierro que recubre la ciudad autónoma y separa Europa de África, una realidad que también vivimos en Ceuta. Ahora, la valla de Melilla queda vestida con pancartas de los manifestantes con frases como “todos somos inmigrantes” o “ninguna persona es ilegal”, con claveles rojos, corazones de cartulina en diferentes colores y velas blancas, en memoria de la masacre del 24 de junio, una tragedia que sigue ocurriendo y seguirá pasando en las ciudades fronterizas si no se establecen vías legales y seguras para la movilidad humana.