La preservación de los sistemas de abastecimiento de agua y los servicios de saneamiento en las zonas de conflicto se cuenta entre las prioridades del CICR y la Cruz Roja Internacional. El conflicto en Ucrania interrumpe el acceso a agua desde hace 8 años. El terremoto de Haití, o las tormentas Eta e Iota dejaron sin abastecimiento a miles de personas. Hoy en día se trabaja para paliar sus consecuencias. 22 de marzo, Día Mundial del Agua
Los conflictos armados afectan a millones de seres humanos año tras año. Los programas de Agua y Hábitat del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y los proyectos de agua de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y Cruz Roja Española tienen la finalidad de asegurar el acceso al agua en zonas de conflicto o ciudades en los que los sistemas de agua y saneamiento son inexistentes o insuficientes por la situación del país, y establecer o preservar un medio ambiente sostenible. Su objetivo fundamental es contribuir a la reducción de la mortalidad y el sufrimiento provocados por el daño o la destrucción de los hábitats y los sistemas de abastecimiento de agua.
En situaciones como las que vive Ucrania desde hace 8 años, con frecuencia, las poblaciones carecen de protección, asistencia médica y acceso al agua potable por el daño y la destrucción de las fuentes de suministro. Por ello, al trauma de la guerra se suman los riesgos sanitarios.
En situaciones de crisis agudas, cuando se interrumpe el suministro de agua (a veces deliberadamente) y se pone en riesgo la vida de las personas, que deben buscar fuentes alternativas de agua en entornos hostiles.
Durante los conflictos armados y los desastres naturales suele haber necesidades urgentes de agua, a veces como consecuencia de desplazamientos masivos de población. Actuar rápidamente es prioritario, en particular para asegurar el acceso al agua en cantidad y calidad suficientes. En situaciones de emergencia, y como último recurso, el agua se transporta hacia el lugar donde se la requiere hasta que se encuentre una solución permanente. En la mayoría de los casos, proporcionar instalaciones de almacenamiento para la comunidad y los hogares es clave para la implementación de soluciones definitivas pues, entre otras cuestiones, reduce el riesgo de contraer enfermedades.
Centenares de miles de personas que viven cerca de la línea de contacto han sufrido durante los últimos años interrupciones en el acceso a alimentos, agua y electricidad. Esta ha sido su realidad diaria durante casi ocho años. Las hostilidades en el este de Ucrania han dejado regularmente a ciudades, pueblos y comunidades rurales a ambos lados de la línea de contacto sin agua, gas o electricidad esenciales durante días o semanas.
Tras la escalada en el conflicto, millones de personas están en una situación de necesidad desesperada de agua segura y alimentos. Con las carreteras intransitables y los cortes en suministros de agua y electricidad, las personas necesitan asistencia médica de urgencia, medicinas, agua segura y alojamiento. Si no se toman medidas urgentes para proteger servicios esenciales, se prevén consecuencias humanitarias a gran escala.
Con el desplazamiento masivo de personas a otros países, todas las Cruces Rojas de países vecinos (Polonia, Eslovaquia, Rumania, Rusia, Moldavia, Hungría y Croacia), se están volcando en la acogida y asistencia a las personas que llegan, con primeros auxilios, alojamiento temporal, alimentos, agua, artículos de primera necesidad, asistencia sanitaria urgente y apoyo psicosocial, así como tarjetas SIM de teléfono para que las personas puedan mantener el contacto con sus familiares.
El agua, dentro del Derecho Internacional Humanitario
Desde el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se hace una llamada para todas las partes en conflicto para cumplir con el Derecho Internacional Humanitario, que incluye entre sus premisas la protección de los sistemas de abastecimiento para que no se interrumpa el suministro vital de hogares, escuelas y hospitales:
1. Las partes en el conflicto deben respetar el derecho internacional humanitario y asegurar la protección de la población civil y de las personas detenidas y heridas. Deben abstenerse de ataques que violen las reglas de conducta en las hostilidades o las prohibiciones sobre los medios y métodos de guerra. No deben utilizarse en zonas pobladas armas explosivas de amplio impacto. Aunque se ataquen objetivos militares, el uso de este tipo de armas en zonas densamente pobladas tiene unos efectos devastadores para las personas y bienes civiles, destruyendo las infraestructuras indispensables para la supervivencia de la población civil.
2. No deben dirigirse ataques contra personas y bienes civiles. Debe preservarse la infraestructura esencial, incluyendo los sistemas de abastecimiento de agua, gas y electricidad para que no se interrumpa el suministro vital a hogares, escuelas y hospitales. Los ataques que empleen nuevas tecnologías y medios cibernéticos han de respetar también el derecho internacional humanitario.
3. Debe protegerse el espacio y el acceso para la acción humanitaria neutral, imparcial e independiente, para que organizaciones humanitarias como el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja puedan acceder a la población civil.
La labor de Cruz Roja Española para asegurar el abastecimiento en el ámbito internacional
Más allá de la zona de conflicto activo en estos momentos, Cruz Roja Española trabaja durante todo el año en otras zonas afectadas para lograr el acceso a un suministro que garantice el derecho al agua.
Así, a día de hoy, se encuentra trabajando hasta en 13 proyectos diferentes de Cooperación Internacional para asegurar el acceso a agua potable y segura a más de 1.700.000 personas. Para ello, cuenta con un presupuesto de más de 7 millones de euros en los que participan diferentes organizaciones públicas y privadas.
En Burkina Faso, junto a la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Aldaya, se trabaja en un proyecto que conseguirá que 1.425 niños y niñas de 6 escuelas, y más de 14.000 personas usuarias de los centros de la salud, tengan accesos completamente funcionales a infraestructuras de agua y saneamiento en la comunidad de Komki Ipala.
En Burundi, un proyecto de similares características dirigido a cubrir las necesidades de personas con problemas de saludad, también mejora el acceso en las comunidades y hogares más vulnerables, fortaleciendo la resiliencia de la población burundesa. Este proyecto está también financiado por la Unión Europea.
Finalizado en junio de 2021, y tras seis años y medios de ejecución, en Haití se han concienciado y fortalecido las comunidades y escuelas a través de la mejora de acceso al agua y saneamiento en 15 localidades rurales, y el cambio de prácticas higiénicas de la población con la financiación de la Cooperación Española a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Junto a Unicef, también en Haití, está en marcha un proyecto encaminado a prepararse ante desastres naturales en las zonas de alto riesgo, para lo que se trabaja en el refuerzo de sus capacidades y en la gestión ante desastres en Ganthier y la sección comunal de Martissant.
Tras el terremoto de Haití del pasado mes de agosto, el restablecimiento del acceso al agua de las zonas afectadas ha sido una prioridad en la que han colaborado 17 ayuntamientos* españoles, junto a 4 gobiernos autonómicos*. Más de 3.400 personas ya tienen acceso a agua segura, y el proyecto continúa su desarrollo, junto con la Cruz Roja Haitiana.
En Honduras, para mejorar la salud y la higiene de zonas como La Laguna, El Chimizal y caserío El Naranjo, en Erandique, y en el Departamento de Lempira, en Honduras, se ha trabajado en el saneamiento básico y la mejora de viviendas, y en el fortalecimiento de la sociedad civil e instituciones; gracias a ello, más de 2.300 personas ya han mejorado sus recursos, gracias a Cruz Roja Española y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, quienes, también en Honduras, trabajan conjuntamente para el fortalecimiento y la gestión integral de agua en 5 comunidades afectadas por las tormentas Eta e Iota, en El Paraíso. Gracias esta segunda colaboración, 1.650 personas dispones de agua segura diaria en L´Asile, Rosseaux, Pestel y Beaumont, y se siguen reparando bombas manuales y pozos funcionales.
En Mali, en colaboración con la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), Cruz Roja Española ha liderado la construcción e instalación de 8 pozos de agua que permiten abastecer a más de 4.100 personas de 4 aldeas de la región de Ségou, y más de 5.000 personas participan en acciones específicas para la mejora de la higiene y salubridad.
En la escuela primaria de Kataré (Níger), cerca de 1.000 niños y niñas, y su profesorado, ya cuentan con lavabos, letrinas, y acceso a la red general de agua. Además, se ha puesto en marcha un sistema de tratamiento de desechos gracias al que se ha reducido la incidencia de enfermedades diarreicas, que causan el 20% de las muertes infantiles. Este proyecto cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Pamplona.
También en Níger, con la financiación de la Cooperación Española a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), un total de 5.378 personas refugiadas malienses llegadas al norte de Níger por el conflicto armado del sur del país, son apoyadas por Cruz Roja Española en el reasentamiento de Oualam, a través de la construcción de fuentes de agua, letrinas y duchas, tanto en sus hogares, como en los centros de salud puestos en marcha a su llegada.
El proyecto financiado por Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) en Níger asiste también a 2.000 personas desplazadas afectadas por el conflicto armado; en este caso, pastillas de purificación de agua, o la rehabilitación de puntos de agua y pozos son indispensables para más de 8.700 personas, entre desplazadas y comunidades de acogida.
Cruz Roja Española también mejora las condiciones de saneamiento de la población de Tillabéry (Níger), donde 765 hogares se han beneficiado de la construcción de letrinas en el asentamiento definitivo promovido por ACNUR en Ayurou.
Junto a Ferrovial, la población refugiada de Sudán del Sur, y la población de sus comunidades de acogida en el estado de Nilo Blanco, en Sudán, es la beneficiaria de la mejora al acceso y calidad del agua mediante acciones de rehabilitación, sistemas de captación, tratamiento y distribución de las redes de agua, así como el aumento y acondicionamiento de los puntos de agua para mejorar el acceso de personas con disfuncionalidad física. Conlleva, además, la incorporación de fuentes solares como suministro energético para evitar seguir usando combustibles de origen fósil, y disminuir los costes de gestión y uso.