Riad Ahmed Mohamed ( militante psoe de ceuta )
En la célebre obra “Julio César” de William Shakespeare, hay una escena que ha trascendido siglos
y fronteras. Cayo Julio César, el hombre que desaó a la República de Roma y la llevó al umbral del Imperio, cae
apuñalado por quienes consideraba sus aliados. Entre
ellos, Bruto, su protegido, su amigo, aquel a quien contaba como a un hijo. En sus últimos instantes, César
no se sorprende por el golpe de sus enemigos, sino por la puñalada de Bruto. Y en ese instante inmortaliza una
de las frases más desgarradoras de la historia:“¿También tú, Bruto?”
La diferencia entre la deslealtad y la traición suele ser una cuestión de matices, pero en ellas hay una clara
distinción: la traición siempre viene de alguien en quien conozcamos. Un adversario puede ser desleal, pero solo
un amigo, un aliado o un compañero puedetraicionarnos. Desde tiempos inmemoriales, en los
negocios, en las relaciones humanas y también en la política,esta línea se ha cruzado innumerables veces,dejando cicatrices imborrables.
Hoy, en un mundo donde los intereses personales priman sobre la lealtad, donde las alianzas son efímerasy la conanza es un bien escaso, vale la pena
preguntarnos: ¿vivimos en una época de deslealtades o de traiciones?
La carta de Sebastián Guerrero: un ejercicio de cinismo político
Cuando alguien escribe una carta como la que ha firrmado Sebastián Guerrero, lo interesante no es solo el
contenido, sino también la forma en que trata al lector y a las personas a las que se dirige. En este caso,
cualquier militante que lea sus palabras puede llegar a la conclusión de que lo están tomando por idiota.
En lugar de presentar argumentos sólidos sobre su candidatura y sus intenciones, Guerrero opta por el
ataque y el descrédito hacia dos exsecretarios generalesdel PSOE en Ceuta. Aplicando la vieja técnica del
asustaviejas, señala a otras candidaturas como meras pantallas de Juan Gutiérrez, como si este último hubiera
sido un problema para el partido.
Pero la realidad es muy distinta. Hoy, Juan Gutiérrezestá lejos de la política, viviendo su vida como cualquier
otro ciudadano. Y lo verdaderamente miserable es queel candidato a la Secretaría General del PSOE de Ceuta
no sea capaz de otorgarle el respeto que merece, comocualquier persona que ha dejado atrás la vida pública.
¿Nos toma por tontos el señor Guerrero? La respuesta es sí, y la prueba más evidente es que si aún queda
algún vestigio de la gestión de Gutiérrez en el PSOE, esos no son otros que Sebastián Guerrero, Cristina
Pérez, Melchor León o, para quienes preeran una metáfora shakespeariana, “Bruto”.
Es decir, aquellos que fueron nombrados, respaldados y defendidos por Gutiérrez —incluso en contra de muchas
voces dentro de la militancia— son los mismos que ahora se dedican a dinamitar su legado con ataques
personales y mentiras. Los mismos que fueron mimados por su liderazgo han sido los primeros en clavar el puñal
y, además, en hacerlo de forma reiterada.
Una candidatura sin credibilidad
Pero, ¿qué se puede esperar de alguien que vendió el partido a un lobby de sobra conocido? Guerrero, además
de incongruente, exhibe en su carta una actitud desoberbia e intolerancia hacia cualquier crítica, por máslegítima que sea.
No solo se ha dedicado a socavar la gura de Juan Gutiérrez, sino que tampoco le concede a otro exsecretario general, como José Antonio Carracao, el
derecho a opinar. Su desdén hacia Carracao no es casual: su voz pone en evidencia la inmoralidad de lacandidatura de Guerrero, quien durante meses ostentó
el cargo de miembro de la gestora mientras preparaba en la sombra, su salto a la Secretaría General.
La deslealtad, la traición y la intolerancia a la crítica son los pilares sobre los que Guerrero pretende construir su
liderazgo. Y con esa carta de presentación, ¿de verdad cree que puede convencer a una militancia cansada,
herida y ninguneada desde la marcha de Gutiérrez?
El PSOE de Ceuta no necesita más fuego amigo. Necesita reconstrucción, unidad y un liderazgo basado
en la honestidad, no en la puñalada por la espalda.