Hoy es un día importante para las personas que luchamos por defender los derechos de las mujeres porteadoras. En la Comisión de Interior del Senado se solicitará que se regule y dignifique el llamado “comercio atípico” y se acabe con situaciones contrarias a la integridad humana en la frontera sur española. De este modo, lo ha sintetizado el Senador por EH Bildu, Jon Inarritu. Justamente, EH Bildu ha sido uno de los partidos políticos que más interés y seguimiento ha realizado a la situación de vulneración de derechos humanos de las mujeres porteadoras en las fronteras de Ceuta y Melilla.
Otra noticia que nos ha despertado con una gran satisfacción ha sido el reconocimiento en los premios del Festival de Cine Social, a la Directora Amparo Climent con el premio al mejor corto documental por ‘Porteadoras’. Ambas noticias no suponen –al menos de forma inmediata- una dignificación para la labor diaria de las mujeres porteadoras, pero sí que manifiestan la lucha que durante años llevamos realizando múltiples colectivos, para dignificar y visibilizar las vulneraciones que se realizan diariamente en estas fronteras contra estas mujeres.
Por el contrario, en la frontera del Tarajal sigue reinando la arbitrariedad. En la jornada del lunes, las porteadoras no han podido trabajar con normalidad por el temor a que les requisasen la mercancía al cruzar al lado marroquí. Este tipo de actuaciones acentúan la cada vez más precarizada situación de las mujeres porteadoras, que en unos meses han experimentado unas restricciones de modo de trabajar como son: el sistema de ticket que limita el número de porteadoras que acceden al polígono del Tarajal, la pérdida de jornadas laborales –martes y jueves- a favor del incipiente porteo masculino, el cierre indiscriminado de la frontera a porteadoras por días festivos y ahora, el temor a que las autoridades marroquíes les requisen la mercancía.
Ante este escenario, cabría preguntarse ¿es que nadie ha realizado un análisis del daño socioeconómico que estas medidas arbitrarias generan en las mujeres porteadoras? ¿y en sus unidades familiares? El resto de agentes implicados no se ven directamente afectados por estas decisiones –al menos no con la misma fuerza-, para los comerciantes del Tarajal la rueda del comercio atípico nunca se frena, y para las autoridades políticas, las porteadoras no son consideradas como personas plenas en derechos humanos, sino unidades potenciales de conflictos. Recordemos que deshumanizar a las personas es el primer paso para poder neutralizarlas.