Hanan lleva nueves meses en la prisión de Fuerte Mendizabal. Fue detenida y acusada de cómplice al «auxiliar» y «posibilitar» el asesinato de su marido en 2014. Hanan sabe que lo peor ya ha pasado y ha sabido aprovechar el tiempo en la penitenciaría. Se ha formado y ha participado en los talleres que se le han ofrecido. Desde hace unos meses ha conseguido salir de permiso y su objetivo es que pronto le concedan el tercer grado, que supone tener un régimen de vida mas amplio con el objetivo de comenzar a buscar un trabajo, adquirir formación profesional y comenzar a ocuparse de sus hijos fuera del centro penitenciario.
De las más de 58.000 personas presas en España, sólo 4.518 son mujeres, lo que supone un 7,6% de la población reclusa y el récord de encarcelamiento femenino en Europa occidental, debido a la dureza de nuestro sistema penal y el aumento del castigo a los delitos leves, que son los más cometidos por mujeres.
Existen pocos estudios que reflejen las vulneraciones de los derechos de las mujeres privadas de libertad. Sin embargo, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha presentado recientemente su Informe sobre la situación de las mujeres presas. Tratamiento y derechos de las mujeres privadas de libertad en los centros penitenciarios de España y Andalucía, en el que se recoge que las condiciones de cumplimiento de una condena en el Estado español son mucho más duras para las mujeres que para los hombres.
Desde la APDHA recuerdan que “cuando una mujer entra en prisión sufre una triple condena social, personal y penitenciaria” y aseguran que «la defensa de esos derechos fundamentales se hace aún más necesaria cuando hablamos de mujeres en prisión ya que reciben un triple reproche: social, personal y penitenciario. En primer lugar, las mujeres que entran en prisión rompen con el rol heteropatriarcal asignado por la sociedad. En segundo lugar, las mujeres presas sufren un terrible desarraigo familiar en tanto que en muchas ocasiones su pérdida de libertad va a implicar el debilitamiento e incluso la disolución de los lazos familiares puesto que son ellas las que sostienen la unidad familiar. En tercer lugar, como veremos a lo largo de este informe, las mujeres presas tienen unas condiciones de vida dentro de prisión mucho más duras que los hombres, tanto en términos absolutos como relativo».
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, desde El Foro de Ceuta hemos querido conocer la historia de Hanan, para visibilizar la situación de las mujeres presas en España y hemos aprovechado su participación en una salida cultural organizada desde el centro penitenciario de Ceuta para hablar con ella sobre su realidad.
Hola Hanan, muchas gracias por aceptar esta entrevista con El Foro de Ceuta. Me gustaría saber, ¿cómo se produjo su entrada en prisión?
Entré en prisión porque mataron a mi marido. Él pertenecía a dos bandas organizadas que se dedicaban al narcotráfico y al crimen organizado. La casualidad quiso que ese día tuviera una discusión con él y se fue de casa y lo mataron esa noche.
Yo sabía que tenía problemas y que iban a por él, lo que no sabía es si era así en el momento en que lo mataron. Por ese motivo terminé en prisión y estuve dos años en preventivo. Salí bajo fianza y firmé un acuerdo de cinco años por cómplice de asesinato que es lo que estoy pagando ahora y llevo nueve meses en esta prisión.
¿Cómo viviste el procedimiento judicial hasta entrar en prisión?
La investigación duró un mes, entonces me detuvieron y estuvimos en prisión preventiva ocho personas más y yo. Eso fue lo peor porque no sabía nada, ocho meses con el sumario cerrado y desconocía de qué se me acusaba o qué participación tenía.
¿Dónde pasaste esos ocho meses?
Los pasé en Alhaurín, en Málaga, porque la investigación venía de Torremolinos. Sabía que estaba por el tema del asesinato de él, pero no en concreto sobre el por qué o la participación, eso lo supe cuando se abrió el sumario y cotinuó el procedimiento.
¿Cómo vives esa investigación y que se te acuse de ser cómplice del asesinato de tu marido?
No deja de ser mi marido y el padre de mi hijo. Se pasa muy mal y era un sueño del que quería despertar algún día. Es la peor situación que he podido vivir, nada en comparación a cómo estoy ahora, mejor y más tranquila, cumpliendo lo que tengo que cumplir, pagando por lo que en realidad me ha pasado y por lo que he hecho.
¿Asumiste la responsabilidad en el procedimiento judicial?
Sí, porque sabía que ese hombre tenía ese problema y que lo querían matar. Que no reaccioné en ese momento y no evité que pasara, pues quizá ha sido mi mayor error.
Porque, cuando te detienen, ¿de qué te acusan?
La primera acusación fue de asesinato. Después, cuando pusieron la clasificación de delito tenía una imputación fiscal de 18 años, pero firmamos un acuerdo de cinco años porque no teníamos la seguridad de que todo iba a estar ni favor de ellos ni de nosotros. Por eso optamos por firmar el acuerdo de los cinco años.
¿Pero fuiste tú la que lo perpetuaste?
No. Tenían al autor pero, de alguna forma, me acusan de ser partícipe. No se pudo demostrar pero se ofreció el acuerdo de los cinco años y lo firmamos.
¿Si pudieras volver atrás actuarías de otra manera?
Actuaría igual, asumo mi responsabilidad pero son fuerzas mayores, son cosas muy difíciles de explicar como madre que soy.
Eres madre, ¿verdad?
Soy madre de dos niños de 19 y 8 años. El chiquitín es hijo del fallecido y lo peor se lleva es ser madre. El mayor lo ha vivido todo conmigo desde los 14 años y el pequeño lo dejé con apenas con dos añitos, pero ya tiene ocho y pregunta mucho, sabe mucho más y quizá es el que más me necesite a su lado.
¿Cómo llevas el estar separada de tu hijos?
Es lo que peor se lleva. Tengo a mi familia que está con los niños y mi hermano se ha quedado con ellos en mi casa, pero es lo que peor llevo.
¿Cómo le explicas a tus hijos que tienes que ingresar en prisión?
El mayor sabe todo desde un principio. Tenía 14 años cuando pasó esto y lo lleva bien, por esa parte estoy tranquila porque él confía en mí y lo vivió tal cual lo he vivido yo. Pero el chiquitín piensa que estoy trabajando en un colegio y que solo puedo salir muy de vez en cuando, que no puede venir a verme porque estoy trabajando con personas mayores. Esa es la explicación que le he dado, pero el mayor lo sabe todo.
¿Qué le contarás a tu hijo cuando crezca?
Le contaré la verdad, se merece escucharla. Ahora no es momento porque tiene 8 años pero cuando llegue el momento se le explicará todo. Ahora pregunta mucho por su padre y le decimos que papá está en el cielo.
Tienes derecho a ver a tus hijos estando en prisión, ¿cómo funciona el sistema de visita de tus hijos?
Ahora estoy saliendo de permiso y por eso no se permite la visita de los niños, pero anteriormente venía la familia una vez al mes y los veía a través de cristales, cosa que nunca he hecho con mi hijo porque para mí era muy doloroso verlo a través de un cristal y que él supiera lo que es una prisión.
¿Entonces estuviste nueve meses sin ver a tu hijo?
Ingresé en prisión voluntariamente el 3 de junio, lo vi en agosto y a partir de ahí no lo volví a ver más porque se me hacía cada vez más difícil.
¿Cómo es la vida en prisión para una mujer?
No se vive mal, depende de cómo seas de fuerte, es hacerte la idea de que tienes que estar privada de libertad por el motivo que haya sido. En mi caso no fumo ni consumo ningún tipo de droga. Mi día a día es asistir al colegio de Secundaria al que voy tres veces por semana y los miércoles tengo club de lectura. También puedes hacer deporte porque hay un polideportivo. Si quieres lo puedes llevar perfectamente bien, sabiendo lo que es este mundo.
¿Qué es lo que más te preocupa estando en prisión?
A mí mis hijos, siempre. Confío en mi y no lo estoy haciendo mal, lo estoy llevando todo muy bien, pero aunque estén mi familia y mi pareja, lo que más me preocupa son mis hijos. Aunque el mayor tenga 19 años no deja de haber vivido conmigo todo esto.
¿Qué tienes pensado para el futuro? ¿Qué vas a hacer cuando salgas?
Pues buscar un trabajo y mirar por un futuro para mí y mis hijos.
¿Cree que va a ser fácil conseguir un trabajo y seguir haciendo una vida normal como la que tenías anteriormente?
No es tan difícil. Si uno quiere puede conseguir las cosas y tal y como estoy haciéndolo ahora creo que no me iría mal, tengo esa confianza. Antes me dedicaba a la peluquería y estética y me gustaría seguir trabajando en ello.
¿Piensas seguir viviendo en Ceuta?
No creo que me quede en Ceuta. Tengo muy claro que cuando termine todo esto me voy de aquí porque esta es una ciudad muy pequeña y no quiero estar aquí.
¿Cómo conoces a su actual pareja?
Es una historia muy bonita porque fuimos novios en 2010 antes de conocer al padre de mi niño lo dejamos y cada uno hizo su vida. Él se casó y tuvo hijos igual que yo. Me pasó esto y entré en prisión, él también entró por temas de narcotráfico. Él salió en 2016 y yo en 2017. Tenía problemas en su casa y ya estaba separado y volvimos a retomar la relación hasta el día de hoy.
¿Y ahora cuál es su situación?
Él está en tercer grado y a mí no me queda tanto. Conceder el tercer grado depende del centro, esta vez no me lo han dado porque no han considerado que sea el momento oportuno, pero esperemos que la próxima vez me vaya mejor.
Hanan, has sido víctima de violencia machista…
Sí, con mi primer novio que me dio un puñetazo en plan celos y tonterías de niños y me partió el tabique nasal, pero no lo denuncié. Con el padre de mi niño pasó igual, venía muchos veces bebido a casa y me abofeteaba un montón de veces, pero nunca he denunciado nada.
¿Cómo se puede salir de la espiral de violencia de género?
Creo que siendo más fuerte que ellos y pensando en positivo siempre.
¿Crees que dentro de la prisión hay igualdad de trato entre hombres y mujeres?
Sí, yo creo que todo está muy bien ahora. Chicos y chicas salimos juntos, compartimos deporte, clase, vamos al club de lectura juntos…
¿Piensas que la sociedad o su familia la han juzgado doblemente por ser mujer y madre y haber entrado en prisión?
No, ellos saben lo que ha pasado y confían en mí plenamente. Esto le podía haber ocurrido a cualquiera, sea hombre o mujer, y pasar por una situación como la que estoy viviendo yo. En verdad no me siento mal, ni juzgada, ni mal mirada por la sociedad por ser mujer y estar en prisión.