Por Juan Guillermo Archila Mesa
El último reporte del Instituto Nacional de Estadística –INE— expone un aumento importante de los índices de maltrato y violencia de género en los jóvenes menores de 18 años. Sin embargo, dicen las expertas, es un problema de sensibilización y de correcta exposición del problema de los distintos ambientes educativos. Recalcan el papel de los colegios, institutos y la familia como las instituciones más relevantes en la concienciación de la problemática.
El pasado 22 de mayo se dieron a conocer las Estadísticas de Violencia Domésticas y Violencia de Género (EVDVG) del año pasado, 2021. En estas se evidencian un aumento del 28,6 % de violencia de género entre menores de edad. Un porcentaje significativamente mayor a los porcentajes encontrados en las otras franjas de edades. La cuestión ha sido abordada, principalmente por la educadora Marina Marroquí, especialista en violencia de género; la socióloga Natalia Garrido-Skurkowiczs y con Eulalia Alemany, directora de la Fundación FAD Juventud, quienes no responsabilizan a los jóvenes de las conductas sino a la calidad de la información sobre igualdad de género en los ámbitos educativos. Para ellas, gran parte del problema se centra en que en las escuelas no hay un fomento para el desarrollo de un pensamiento crítico, pero sí hay un reforzamiento de la educación en comportamientos ejemplarizantes, donde desde la niñez y la adolescencia replican muchas de las conductas de sus madres y padres, circulo social y redes sociales.
Según La fundación Mujeres Jóvenes, puede haber un problema estadístico; es decir, si bien estás cifras publicadas por el INE muestran un evidente porcentaje elevado de maltratos en este fragmento de edades, no hay datos anteriores lo suficientemente contundentes para poder generar una alarma: “No hay datos con esas edades”. Además, están a favor de la premisa de que sí es una generación más concienciada de la situación, pero también están sistemáticamente expuestos, a diferencia de las juventudes pasadas. El uso deliberado de las Redes Sociales y el fácil y con poca supervisión al acceso de la pornografía han hecho que algunas de las conductas evidentemente sexistas y transgresoras con las mujeres se reflejen desde una edad temprana.
Por otro lado, desde la regulación de la educación sexual en colegios e institutos se aprobó en 2004, no muchos de los centros educativos enseñan con constancia y con la importancia que la situación amerita. En Mujeres Jóvenes hacen hincapié en el hecho de que la carencia sistemática de los seguimientos en las conductas psicosociales en la niñez y la ausencia de educación sexual son los que provocan que no se consiga una prevención de las agresiones, así como el apoyo a las y los menores cuando han sufrido las agresiones.
“Los chicos están acogiendo los discursos reactivos”
Por otra parte, las encuestas realizadas por la Fundación FAD Juventud muestran que un número importante de adolescentes expresan escepticismo a la existencia de la violencia de género. En tanto, lo educadores manifiestan que muchos jóvenes invisibilizan y naturalizan las agresiones que se presentan en el entorno. Las profesionales ilustran que la mayoría de las adolescentes se adscriben al sexismo hostil, mientras que los hombres a un sexismo benévolo. Esto quiere decir que las mismas jóvenes ya se creen inferiores a ellos. Marina Marroquí explica que, incluso, desde edades muy tempranas la educación entre ambos géneros es diferente: la sexualización de la mujer y la figura del hombre como el que debe dominar son los principales estereotipos.
Por eso, la importancia de tener una educación igualitaria e incluyente se ha vuelto vital para el desarrollo de los jóvenes. La reducción de agresiones sería más evidente sí se le da el valor a las instituciones familiares y escolares, ya que son las únicas que educan sin medios o recursos reales. Los jóvenes sí son conscientes de las políticas de inclusión, pero la falta de control de los contenidos en internet y las Redes Sociales están ganando peso en la construcción de los comportamientos de los menores.
nn7ej3