Save the Children publica un informe sobre la pobreza infantil en Europa y estima que 20 millones de niños y niñas de la Unión Europea se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social. El informe constata que los niños y niñas que crecen en familias monomarentales o numerosas, de origen migrante, con discapacidad, pertenecientes a una minoría étnica y de zonas rurales o desfavorecidas se encuentran entre los más afectados por la pobreza. En España cerca del 40% de los niños y niñas en riesgo de pobreza proceden de familias con empleo, lo que desmiente el mito de que el empleo sea una garantía de no crecer en pobreza
La pobreza infantil vuelve a crecer en Europa, según el informe lanzado hoy por Save the Children, ‘Garantizar el futuro de los niños y niñas: cómo acabar con la pobreza infantil y la exclusión social en Europa’. En él se alerta de que actualmente casi 20 millones de niños y niñas en toda Europa viven en situación de pobreza o exclusión social, un dato que se había visto reducido en los últimos años pero que ha vuelto a aumentar en 2020 por la pandemia del coronavirus.
La Unión Europea (UE), una de las regiones más ricas del mundo y con un gran desarrollo de sus sistemas de protección social, se enfrenta a unos niveles de pobreza inaceptables. Este nuevo informe de Save the Children, que analiza 14 países europeos -9 de la UE y 5 de fuera-, ofrece un panorama sobre lo que significa crecer en la pobreza en Europa. España se coloca como el tercer país del continente con mayor tasa de riesgo de pobreza y exclusión social infantil, solo por detrás de Rumanía y de Bulgaria, con un 31,3%. Es decir, uno de cada tres niños y niñas españoles vive por debajo del umbral de pobreza (60% de la mediana de la renta nacional), sufren carencia material severa o viven en hogares con baja intensidad de empleo.
Según Save the Children ningún país europeo está libre de la pobreza infantil. En Alemania, uno de los países más ricos del mundo, uno de cada cuatro niños y niñas crece en riesgo de pobreza. La organización indica que antes de la pandemia del coronavirus 18 millones de niños y niñas -aproximadamente 1 de cada 4- crecían en riesgo de pobreza o exclusión social en toda la UE y tras la crisis de la COVID-19 esta cifra, que ya ha alcanzado los 20 millones, puede aumentar todavía más si no se toman medidas urgentes.
El informe constata que los niños y niñas que crecen en familias monomarentales o numerosas, de origen migrante, con discapacidad, pertenecientes a una minoría étnica y de zonas rurales o desfavorecidas se encuentran entre los más afectados por la pobreza. En España y los Países Bajos, cerca del 40% de los niños y niñas en riesgo de pobreza proceden de familias con empleo, lo que desmiente el mito de que el empleo sea una garantía de no crecer en pobreza.
Las becas comedor, clave para garantizar una comida al día
El informe muestra que millones de niños y niñas en toda Europa no tienen o tienen un acceso limitado a la educación de 0 a 3 años y a los cuidados tempranos, a menudo de baja calidad. Save the Children alerta también de la lucha de millones de niños y niñas para tener acceso a al menos una comida saludable cada día.
Para reducir esta malnutrición infantil, Save the Children apela al Gobierno español para extender las becas comedor y garantizar el acceso gratuito a una comida saludable al día en la escuela. En España, las ayudas de comedor solo alcanzan al 11% de niños y niñas en la educación obligatoria, lejos del 27,4% de niños y niñas que están en situación de pobreza. Además, la cobertura de las becas comedor es muy desigual en el territorio español: solo el 2% de los niños y niñas de la Región de Murcia acceden esta beca, en Melilla el 18% y en la Comunidad Valenciana y en Canarias el 25%.
El acceso a estas becas comedor y, por tanto, a una comida adecuada y sana, resulta clave para mejorar la calidad de la nutrición de niños y niñas en situación de vulnerabilidad. En este sentido, la pobreza es uno de los factores de riesgo que explican los elevados niveles de obesidad y sobrepeso en la infancia en España: la obesidad se duplica en las familias de menos 18.000 euros/año de renta frente a las de más de 30.000 euros. En este sentido, Save the Children propone la introducción de una enmienda en el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado que amplíe la dotación de las ayudas de comedor en 100 millones de euros y promueva el acceso a comedor escolar gratuito hasta llegar en cuatro años a todos los niños y las niñas bajo el umbral de la pobreza, acordando ese último como el umbral estatal mínimo de renta para acceder a estas ayudas.
La falta de acceso vivienda, factor de exclusión social en España
El informe pone de manifiesto cómo la falta de acceso a la educación, la asistencia sanitaria o una vivienda adecuada puede tener consecuencias sanitarias, sociales y de desarrollo adversas a lo largo de la vida de los niños y niñas.
En España apenas existe vivienda social, siendo el porcentaje sobre el parque total uno de los más bajos a nivel europeo. La privación de vivienda, el vivir en condiciones inadecuadas y de hacinamiento, el riesgo de desahucio es la realidad cotidiana de la mayoría de los niños y niñas que se enfrentan a la pobreza en Europa. Esta situación afecta de forma directa y condiciona el desarrollo físico, emocional y educativo de estos niños y niñas.
Invertir los fondos europeos para combatir la pobreza infantil
Save the Children considera que el desarrollo del Plan de Acción de Garantía Infantil en España es una oportunidad importante para abordar la pobreza infantil. Al mismo tiempo, pide al Gobierno que adopte un enfoque integral para tratar las desigualdades sociales, invirtiendo también en el rediseño del sistema fiscal español para que funcione a favor de las familias con niños y niñas en situación de pobreza, además de prevenirla, que aumente las ayudas económicas directas a los niños, niñas y a las familias -en la actualidad las ayudas a la crianza se encuentran entre las más bajas de la UE- y continúe reforzando el Ingreso Mínimo Vital para que, junto a las rentas mínimas autonómicas, alcance a las familias en situación de pobreza y no solo en situación de pobreza severa, como ocurre ahora.
Conde ha indicado que «es sorprendente ver que, a pesar del compromiso de la UE de invertir en la próxima generación, muchos estados miembros siguen sin asignar los recursos adecuados para garantizar que ningún niño y niña quede atrapado en el ciclo intergeneracional de la pobreza. Ahora tenemos que aprovechar los nuevos instrumentos de lucha contra la pobreza infantil a escala europea -como la Garantía Infantil, el FSE+ y los Fondos Next Generation EU- para seguir dando pasos importantes para alcanzar un cambio sostenible para los niños y niñas».