Un gol de Mikel Merino en la prórroga consuma el primer triunfo de la historia para la Selección frente a los anfitriones de un gran torneo internacional
Más de cien años después de su nacimiento, la Selección Española ha conseguido algo que se le había negado en los 758 encuentros anteriores: vencer y apear a los anfitriones de una gran competición internacional.
RFEF-STUTTGART
Luis de la Fuente y los suyos lo han logrado en este viernes para la historia sobre el césped del Stuttgart Arena, donde miles de españoles no han dejado de animar a un equipo ya convertido en eterno y que ha acabado enmudeciendo a la hinchada alemana.
Ante los germanos, el seleccionador ha optado por repetir el once inicial de los octavos de final frente a Georgia, pero pronto las eventualidades han obligado a variar la hoja de ruta del técnico riojano.
La excesiva agresividad germana provocaba la lesión de Pedri en una fuerte entrada de Toni Kroos que terminaba con el jugador tinerfeño en el banquillo y con un esguince de rodilla.
Dani Olmo tomaba así la alternativa y el concurso del egarense iba a resultar decisivo a la postre, al igual que el del guardameta Unai Simón, quien detenía un cabezazo a Havertz en la primera aproximación peligrosa de Die Mannschaft.
El duelo de máxima calidad, emoción, intensidad y alternativas ha caído del lado español en el último minuto del tiempo suplementario
Alemania controlaba bien el juego aéreo y la salida del balón española, pero sucumbía en la eficaz presión tras pérdida de los internacionales, quienes firmaban tablas al descanso.
Al poco de la reanudación la eliminatoria se desequilibraba en una acción de Lamine Yamal por la derecha con servicio raso a un letal Dani Olmo, elegido como mejor jugador del encuentro, que ejecutaba con la diestra lejos del alcance de Neuer.
El tanto espoleaba a los germanos que ponían toda la carne ofensiva en el asador de Stuttgart con el gigantón Füllkrug, de terrible recuerdo para España en el Mundial, y el talentoso Florian Wirtz haciendo diabliras entre líneas.
Así, Füllkrug remata al poste, Unai le sacaba una manopla prodigiosa a Andrich y Carvajal, quien no estará por sanción en semifinales al igual que Le Normand, iba a resultar providencial taponando los remates locales.
A dos minutos de la conclusión nadie podía impedir sin embargo un empate llegado desde las alturas en el enésimo centro lateral de los de Nagelsmann, con dejada de Kimmich e imparable volea de Wirtz.
El tanto llevaba hasta la locura el apoyo de la hinchada teutona ante una España achicando agua para ganar la orilla de la prórroga y rehacerse en el tiempo suplementario hasta salir airoso de la ruleta rusa.
Oyarzabal y Wirtz se quedaban cerca, pero a un minuto de los penaltis de nuevo la pausa y el toque necesario de Dani Olmo obraban el milagro en un balón preciso y precioso que el navarro Mikel Merino alojaba en la portería alemana la antevíspera de San Fermín.
Todavía el santo debía aparecerse en una última intentona de Füllkrug que no impedía el adiós germano y el de Toni Kroos.
Desde donde estén, más de un siglo después, seguro que los pioneros de Amberes sonreían agradecidos de que el maleficio de los anfitriones forme ya parte de los anales de la historia. Francia o Portugal aguardan el próximo martes en la semifinal Múnich para seguir escribiéndola juntos.