El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, fue acogido por España para ser tratado de la COVID-19 en un hospital de Logroño. Esta acogida derivó en la mayor crisis fronteriza que se conoce en la historia de Ceuta, por la que entraron a la ciudad unas 12.000 personas de manera irregular cruzando los espigones del Tarajal y Benzú y se produjo una grave crisis diplomática entre España y Marruecos. Ahora se descubre que esta acogida no podía negarse: Brahim Gali es un ciudadano español
La acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali en un hospital de Logroño, desencadenó en una grave crisis diplomática que derivó en la crisis migratoria por la que se estima, según los datos oficiales, que unas 12.000 personas cruzaron los espigones del Tarajal y Benzú para entrar a Ceuta de manera irregular durante los días 17 y 18 de mayo. Esta situación, que ha marcado la historia de Ceuta, además, ha dado lugar a una crisis humanitaria en nuestra ciudad, donde aún permanecen millares de personas procedentes del país vecino, muchas de ellas en situación de calle, viviendo asentamientos y campamentos en diferentes zonas de Ceuta.
Pues bien, esa acogida humanitaria del líder Polisario, según revela el diario nacional ‘El País’, además de humanitaria, era obligatoria, ya que Brahim Ghali tiene nacionalidad española y DNI en vigor y por tanto, España no puede negarse a acogerlo, ya que es un ciudadano español.
Según anuncia ‘El País’, el Juzgado de Instrucción Número 7 de Zaragoza, el encargado de investigar la entrada del líder saharahui, ha comprobado en sus diligencias que este tiene nacionalidad española. Nacionalidad que le fue concedida en 2004 por el registro civil de Valencia, debido a los padres de Ghali nacieron en el Sáhara Español, en agosto de 1948, es decir, eran españoles y por tanto el líder del Frente Polisario tiene derecho a obtener la «nacionalidad española de origen con valor de simple presunción», como señala el Código Civil en su artículo 18.
Además, señala el diario, Ghali habría obtenido el Documento Nacional de Identidad en 2006 y lo renovó en 2016, por lo que está actualmente en regla. Citando a Agustín Ruiz Robledo y Diego López Garrido, ambos catedráticos en Derecho Constitucional, ‘El País’ revela que «al tratarse de un ciudadano español, el Gobierno no podía negarle la entrada en ningún caso y menos aún en una situación en la que peligraba su vida».
No obstante, cabe destacar también que esta condición no se desveló durante su entrada al país, así como es real que se inscribió bajo una identidad falsa para ser atendido por la afección que sufría, además de que su acogida fue tratada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, por lo que es cuestionable si se cumplieron los términos legales para cruzar la frontera aunque, lo que sí se puede afirmar es que, la acogida que derivó en la mayor crisis fronteriza de la historia de Ceuta fue, finalmente, de un ciudadano español.