Se dice que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.
Desde lo más profundo de nuestro estrecho mar, confío que las cosas no sean así.
Si hasta ahora se ha sido generoso, no vayamos a cambiar la tónica, el estilo, que marca tendencia de moda, también, en el jodido, desde su inicio, 2021.
El hotel de las estrellas, de la corta calle más cara de España, Gran Vía a escala reducida, necesita de ayuda: 700.000€ de nada, de calderilla.
Ojalá que su razonable petición sea atendida, una vez más, a la mayor brevedad.
Que nuestros políticos se toman las cosas con demasiada tranquilidad. Con eso de que las cosas de la posada van despacio.
Es urgente el tema. Que el pueblito espere paciente soluciones menos serias.
No vayamos a estrellar las estrellas del hotel contra la decencia, alojada en pensión.
Hasta en éste tema ha jorobado el maldito virus.
De haber habido verdadera Navidad, la resplandeciente estrella guía, lo mismo hubiera servido al establecimiento hotelero, que vive de milagros en milagros.
El milagro, los milagros, del despilfarro, de los impuestos de unos ciudadanos que, en su aburrimiento, no tienen otra cosa mejor que hacer, que matarse a trabajar, para poder pagar los recibos, al tiempo que sus gestores se dedican a estrellar el buen gestionar de la res publica.