Por JD Yuste
Que la Unión Europea haya quedado relegada a un papel testimonial en lasconversaciones entre Trump y Putin sobre Ucrania —justo cuando se redibuja el equilibrio de poder en el continente— no es solo una humillación diplomática. Es elreflejo de una paradoja histórica: Europa, cuna de Metternich y Delors, hoy balcaniza su propia influencia mientras otros deciden su futuro. ¿Cómo es posible que un bloque con el peso demográfico de toda América del Norte y un PIB superioral de China siga jugando al ajedrez geopolítico con fichas de cartón? La respuesta duele: llevamos décadas confundiendo mercado único con poder real, como si Bruselas fuera un club económico con aires de grandeza política.
Seguridad Común: Entre la OTAN y la IncertidumbreLa dependencia de la OTAN, hoy cuestionada por el aislacionismo de Trump—quien ya en su primer mandato amenazó con reducir el compromiso militarestadounidense—, expone una paradoja: Europa invierte colectivamente 280.000millones de euros en defensa, pero su capacidad operativa sigue dispersa en 27 ejércitos nacionales. La creación de un ejército europeo no es una utopía; es unaurgencia geopolítica. Imaginen un escenario donde una fuerza unificada, conmando central y presupuesto común, pudiera desplegarse sin depender del visto bueno de Washington. No se trata de romper con la OTAN, sino de complementarla, asegurando que Europa no quede atrapada en los vaivenes de la política estadounidense.
Constitución Europea: Del Consenso a la Acción
El sistema actual, basado en el veto unánime, convierte cada crisis en un laberinto de negociaciones interminables. Mientras Hungría bloquea sanciones a Rusia o Polonia cuestiona el Estado de derecho, la UE pierde credibilidad. Una Constitución federal, con un presidente electo y competencias claras en seguridady economía, no eliminaría las identidades nacionales —como muestra el estudiodel proyecto IME, la diversidad es un pilar de Europa—, pero sí evitaría que el interésparticular de un país paralice al conjunto. ¿Acaso Alemania y Francia no demostraron, con el fondo de recuperación pospandemia, que la solidaridad es posible cuando hay voluntad política?Autosuficiencia:
Lecciones de una Guerra
La dependencia del gas ruso (40% del consumo en 2021) y la inflación disparada por la guerra en Ucrania revelaron una vulnerabilidad estratégica. Pero también abrieron una ventana: las energías renovables ya cubren el 22% del mix energético europeo, y el hidrógeno verde avanza. La clave está en convertir esta transición en un proyecto industrial común, con inversiones coordinadas y cadenas de suministro resilientes. No basta con replicar el modelo estadounidense desubsidios; Europa debe tejer una red de interdependencia que la blinde frente a presiones externas.
Integración Flexible: Dos Velocidades, Un Destino
La federación no debe ser una camisa de fuerza. Como propuso Macron en su discurso de la Sorbona, un núcleo de países —quizás la eurozona— podría avanzar hacia una unión fiscal y militar, mientras otros se mantienen en el mercado único. Esta «geometría variable» no es nueva: el espacio Schengen y el euro ya funcionan así. El riesgo de fractura existe, pero ¿no es peor la parálisis actual? Como señaló Sami Naïr, la UE sobrevive gestionando crisis día a día, sin un horizonte claro.
Geopolítica: De Espectador a Protagonista
La marginalización de la UE en Ucrania no es casual: refleja una falta crónica de liderazgo. Mientras Trump negocia con Putin y China medra en África, Europa parece condenada a reaccionar, no a actuar. La federación no es un fin en sí misma, sino un medio para recuperar agencia. Imaginen una UE con una sola voz en el Consejo de Seguridad de la ONU, capaz de mediar en conflictos o imponer sanciones creíbles. Su peso demográfico, económico y cultural lo permite; solo falta la estructura política.
La Hora de la Decisión
Europa enfrenta una disyuntiva histórica: avanzar hacia una unión política genuina o resignarse a ser un apéndice de potencias extracontinentales. Con Trump en la Casa Blanca y tensiones globales en ascenso, la comodidad del statu quo ya no es viable. Los «Estados Unidos de Europa» no serán una copia de Washington, sino una entidad única, arraigada en su diversidad —como bien documenta el proyecto IME— pero unida en su defensa de la democracia y la autonomía estratégica. El momento de actuar es ahora, antes de que el mundo decida por nosotros