Ceuta despide con tristeza a José Antonio García Íñigo, una figura imprescindible para el desarrollo del teatro y la cultura local. Su vida, marcada por una inquebrantable pasión por las artes, deja un legado que será recordado tanto en los escenarios como en los corazones de quienes lo conocieron y admiraron. En 2017, fue galardonado con el XVII Premio de las Artes y la Cultura de Ceuta, un reconocimiento institucional que se sumaba al más preciado: el cariño y respeto de los amantes del teatro y la cultura de la ciudad.
Un apasionado de la cultura desde sus inicios
Natural de Valladolid, García Íñigo encontró en Ceuta su hogar definitivo, donde desarrolló una extensa carrera en el ámbito cultural. Sin embargo, su vínculo con el teatro comenzó mucho antes. En 1957, en Madrid, dirigió el grupo teatral José Zorrilla, cosechando numerosos premios. También destacó como presentador y director del programa Butaca Fila Cero, emitido por Radio Juventud de España a finales de los años 60. En 1968, compartió sus conocimientos impartiendo un curso para especialistas en teatro en la Universidad Laboral de Tarragona.
Su llegada a Ceuta en 1985, por motivos profesionales, marcó el inicio de una prolífica etapa. García Íñigo trabajó en la Dirección Provincial del Ministerio de Cultura y posteriormente en la Consejería de Educación y Cultura de la Ciudad, desde donde impulsó múltiples iniciativas culturales.
Un hombre de teatro en cuerpo y alma
El teatro fue el gran motor de su vida. García Íñigo presidió la asociación Comedia Farsa, con la que dirigió y puso en escena diversas obras y animaciones en eventos organizados por la ciudad. Su talento también lo llevó a participar como actor en varias producciones, incluyendo cortometrajes, y colaboró activamente con la asociación de cine ACICE.
A través de su trabajo, no solo promovió el arte escénico, sino que también formó y inspiró a nuevas generaciones de artistas locales. Su contribución al teatro ceutí es incalculable, dejando una huella imborrable en la escena cultural de la ciudad.
Un vacío irremplazable en la cultura ceutí
Con el fallecimiento de José Antonio García Íñigo, Ceuta pierde a una de sus grandes figuras culturales. Más allá de sus logros y reconocimientos, su legado reside en el impacto que tuvo en la comunidad, en su dedicación incansable y en el ejemplo que deja para quienes comparten su amor por las artes.
Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero su obra y su pasión seguirán vivas en cada escenario, en cada representación y en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. José Antonio García Íñigo no solo fue un referente cultural, sino también un símbolo de la dedicación y amor al teatro.