El Partido Popular ha dado un giro estratégico en su discurso sobre inmigración. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, ha tomado la iniciativa al desmarcarse tanto del enfoque del PSOE como del de Vox, buscando capitalizar el creciente descontento ciudadano en torno a esta cuestión.
“Ni incendiar las calles ni apostar por políticas de puertas abiertas”, ha declarado Feijóo, en una clara alusión a lo que considera los extremos representados por la izquierda y la derecha más dura. Con este posicionamiento, el PP trata de consolidar un espacio propio que combine firmeza en el control migratorio con respeto a los derechos humanos y el orden legal.
La estrategia del líder popular apunta a presentarse como una alternativa sensata ante un electorado que, según fuentes del partido, se muestra cada vez más preocupado por los efectos de la inmigración irregular pero rechaza los discursos extremistas. El PP busca así diferenciarse tanto del modelo “laxista” que atribuyen al Gobierno de Pedro Sánchez, como de las propuestas más radicales de Vox, centradas en la confrontación social.
Este nuevo enfoque llega en un momento en que el debate migratorio ha escalado en la agenda pública, y el Partido Popular considera que tiene una oportunidad para liderarlo con propuestas “realistas y equilibradas”.
