Seguramente no ha sido el mejor concierto que han visto los ceutíes. El sonido no fue espectacular ni encima del escenario había un show visual majestuoso. Pero Juan Magan vino y respondió con humildad y muchos decibelios a la devoción que mil caballas le profesaron ayer.
Antes del concierto aseguró que a él le gusta lo que hace, y se nota. Alternó canciones que resonaban en el recinto como simples temas discotequeros, pero el público se exaltaba con un electrolatino que ni sigue ni pasa de moda. Él vaticinó hace años que el reggeatón sería el pop del futuro, y ayer personas de todas las edades rendían culto al género musical que arrasa en el mundo entero.
En el encuentro con la prensa, Magan – que fue especialmente atento, puntual y agradable- dio las gracias a la Ciudad por haberle invitado y aprovechó la oportunidad para hacerse eco de las quejas que muchos fans caballas les han trasmitido respecto a la poca capacidad del recinto. Al final, lo que ha quedado, es que Juan Magan curó del mal de amores a quien estuvo bailando por ahí.
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