Raci(s)mo «de autor» como metodología del desprecio a uno mismo. A tu otro yo más avan(e)zado. Los países se han convertido en curtidurías donde se trabajan las pieles por rangos de calidad y demanda. Etnicismo estético y olfativo: La piel oscura apesta y daña la visión. Perfume y tinte.
La diversión se me hace cada vez más aburrida, facilona. Como el primer amor tras cinco largos años de relación.
Bondadosos pietistas y anticlericales del pobre. Misioneros rodeados de niños descalzos a evangelizar. ¿Verdaderos o falsos? Adheridos como sanguijuelas a su «atuendo» contaminan con las finas partículas esparcidas con sus hisopos las inmaduras y moldeables mentes de los natales.
¿Seguimos en cuarentena? Al fondo, muy al fondo, se vislumbra la recuperación. Espejismo. Los «civilizados» seguimos creyendo que los pueblos originarios se crearon por ósmosis. Llegamos, en algún momento, y bajo alguna condición. Si (no) encontramos humanos, matamos y exterminamos. Nos apoderamos de animales y vegetación.
Todo cambia, todo muta. El humano y su condición. No hay libres. No hay esclavos. Todo depende de quien narra la historia. Preguntémosle al hermano oso, al tigre, al ratón. Suela que pisa(otea) la casa de otros y no vuelve nunca más a levantar el talón.
¡La furia ideológica es así! Privilegio y acceso incondicional a todos los territorios. ¿Para los demás? Privación absoluta (ser) y relativa (sentir). No tener acceso a los bienes de primera necesidad es síntoma de éxito. La Unión Europea (EU) lo premia en el Tratado de Lisboa: política de asilo común (Capítulo 2 del Título V). ¿Tú? No. ¿Él? Tampoco. ¿Ellos? Quizá. ¿Ella? Sí.
¿Por qué deseo follar de nuevo si es lo mismo una y otra vez? Equifinalidad. Todo ser viviente parte de condiciones iniciales dispares y busca su objetivo a través de diversos caminos. El estado final será siempre el mismo: desahogo tras los procesos orgiásticos. CRUCE DE FRONTERAS.