Doctor, doctor, ¿qué me receta? Arresto domiciliario y pensión de oro. Esta es la altura de nuestros políticos al salir a la calle a través de las puertas giratorias de las instituciones de turno. Esas instituciones divididas en tres poderes -los restos de Montesquieu deben estar tronchándose de risa en su tumba- y compuestas por fanfarron@s que solo hablan para tocar la trompeta en su tono más agudo. ¿Les une un objetivo común? Sí. Canear a todo “desatado”. Esos prófugos que actúan como per(r)os rabiosos que atacan los argumentos “fidedignos” basados en la integridad y fraternidad de nuestra carta Magna. Así, año tras año, y casi sin darnos cuenta, los asentados en la cúspide chiflan la piel de la historia de cada individuo hasta un punto en el que solo queda estallar. ¡Plof! [Papá, cómprame otro globo, por favor].
¿Qué parte de culpa tiene la ciudadanía? Si un equin(p)o semianalfabeto consigue apoltronarse de forma indefinida, ¿será porque lo permite una plétora de hipócritas y mendaces arribistas? La palabra “serio” resulta dañina e inconclusa. Pen(rp)etrada y violada por manadas de parásitos ineptos, garrote vil en mano, en busca de conquistar y perennizar el (sumo)poder. ¿Las personas? ¡Harapos al trastero!
Turbulentas negociaciones se avecinan, si alguna vez terminaron tras comenzar. Sin embargo, la escoria pisa de nuevo tierras europeas y hace tambalearse una paz inconclusa e interesada -malinteresada-. Tratado de París. Dayton. Minsk. Papel higiénico donde firmar estos acuerdos, impregnarlos de material excretado y arrojarlos al subterfugio alcantarillado del subsuelo tras tirar de la cadena del capital.
¡Más y más préstamos blandos firmados por pollas duras “viagradas” incapaces de entender qué están haciendo! En el momento que los contrabandistas comienzan a gestionar tu -nuestro- dinero las flexuras del codo se llenan de agujeros. Adictos a la heroína acuñada. Permanece la TMM -teoría monetaria moderna- en un mundo que trascendió hace años el posmodernismo. ¿Dinero fiduciario? Hoy se vende muy cara la confianza. Estadística. En esta devastación moral y material en la que estamos envueltos, los valores refugio en forma de criptomonedas electrocutan la credibilidad del sistema económico. ORO.
Los países del Norte Global -vaya mierda de concepto- siguen elevando a cuotas máximas los aranceles a los “detritos” humanos. Bullying. La incógnita no está representada por la pandemia de la COVID-19 y su “bajísimo” nivel de contagio. El problema es la respuesta inmune a un patógeno que no es vir(t)al: el CAPITAL.