¡Y llegó el 17 de mayo! Un 17 de mayo fallece Sandro Botticelli, pero de 1510. Un 17 de mayo de 1886 nace Alfonso XIII, quien fuera rey de España y abuelo del bribón emérito, perdón ¡Borbón emérito! Quise decir. Un 17 de mayo de 1990 ¡hace dos días! la Organización Mundial de la Salud elimina la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Un 17 de mayo de 2009 Mario Benedetti nos deja para no dejarnos nunca.
Un 17 de mayo de 2021 “miles de marroquíes decidieron alentados por la idiosincrasia propia venir a Ceuta para ver jugar a Cristiano Ronaldo”. Un 17 de mayo de 2022 se reabre la frontera con Marruecos.
Sobre este tema de la frontera podría optar por ponerme a disertar en los cinco minutos que dura la lectura de un artículo de esta longitud. Referirme a la frontera como concepto de alteridad ya sea entre culturas o ámbitos afines o divergentes pero observados siempre desde el “otro lado”. Hacer hincapié en la sincronía o asincronía del estudio de acontecimientos concretos con o descontextualizados. Citar a autores especialistas en temas relacionados con esta materia como Carmelo Lisón o de obras como las increíbles “Antropología cultural” y “Nuestra especie” ambas de Marvin Harris que en su acercamiento a la diversidad cultural se aproxima irresolublemente a los límites de las relaciones y creaciones humanas, entre ellas las divisiones territoriales. Hablar de las connotaciones políticas, de relaciones internacionales, intentar situarme en una o varias de las aristas del prisma geoestratégico que conforman los movimientos diplomáticos hispano-marroquíes. O centrarme en la simbología del día elegido para la reapertura evidentemente dicotómica y polarizada. Por un lado, una supuesta muestra de fortaleza y presión al demostrar que pueden atravesar “tu” frontera más de 15000 personas en un día, siendo este número casi la quinta parte de residentes en la Ciudad Autónoma y por el otro lado, desde el tablero ibérico convertirse en un “gambito de rey” en el que las blancas deben sacrificar un peón o más para recuperar la iniciativa. Sacrificio en pos de un gran ataque en forma de “más Unión Europea”, “Schengen” y “aduana comercial” (¡aunque todo esto está por ver!). Mas lo expuesto y su desarrollo consiguiente estarían justificado en otros ambientes más academicistas o en mi pequeño universo de egolatría si no tuviese la humildad suficiente como para no continuar por estos caminos y reconducir el tema hacia lo que realmente importa al ciudadano de a pie. Focalizar en las personas que sufren muy directamente las consecuencias del, hasta ahora, cierre obligado del Tarajal.
Desde la afectividad de la cercanía quiero acordarme de quienes residiendo en Marruecos vienen aquí a trabajar para hacernos la vida más fácil y permitirnos seguir desarrollando nuestros proyectos vitales y señalar como a su vez con estas actuaciones estos trabajadores, trabajadoras en la mayoría de los casos, confeccionan y potencian igualmente sus proyectos vitales. El fondo es el mismo o muy semejante, los “aromas” relativamente diferentes pero mediterráneos sin dudas. El martes 17 de mayo tenía lugar en la Sala de Conferencias del Hotel puerta de África una ponencia sobre “Autoconsumo y rehabilitación energética” a la que profesores y alumnos de la Familia de Energía y Agua habíamos sido invitados. Un par de alumnos excusaron su asistencia porque “iban a pasar” a Marruecos a ver a sus familias de las que se encontraban separados desde marzo del 2020.
Y en este punto es obligatorio elogiar y reconocer el trabajo diligente y descomunal que se está desarrollando desde el Colegio de Arquitectos de Ceuta y felicitar a Jorge de Ana o Judith y tantos otros junto a ellos que están intentando resituar a Ceuta absolutamente redireccionada hacia la sostenibilidad energética y medioambiental.
En este último tramo de mi artículo me gustaría nombrar a un filósofo culto, melómano y educado hasta extremos insospechados, una de esas figuras que pasan por tu vida sin hacer ruido, pero aportando mucho. Un auténtico docente. Y conviene explicar que etimológicamente es el participio de presente del verbo latino docěre “enseñar”, antigua formación causativa que significaba, literalmente, “hacer que alguien aprenda”. Eduardo Berdegué junto a Javier Marías y “Los enamoramientos” me han enseñado que existen demasiadas fronteras, entre el conocimiento y la ignorancia, entre el amor y la sumisión, entre lo ético y lo reprobable, entre la culpa y el perdón, entre el bien y el mal, entre la amistad y la necesidad, … El término frontera proviene del sustantivo desusado “fronte” del latín “frons” o “frontis”: frente y del sufijo “era” que indica paraje, lugar y objeto. Si lo que tenemos enfrente lo percibimos como elemento diferenciador desde la confrontación tendremos lo que tenemos mientras que si lo interiorizamos como zona común de encuentro tendremos lo que debiera ser.