Gabriele Münter (1877-1962) fue una de las figuras más destacadas del expresionismo alemán y cofundadora del influyente grupo Der Blaue Reiter. Su obra, caracterizada por colores intensos y formas simplificadas, se presenta por primera vez fuera del ámbito germano en una exposición en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
La muestra, comisariada por Marta Ruiz del Árbol, ofrece una visión completa de la evolución artística de Münter a través de 150 obras, incluyendo pinturas, dibujos, grabados y fotografías. La exposición estará abierta al público desde el 12 de noviembre hasta el 9 de febrero.
Según Ruiz del Árbol, la pintura de Münter es «muy versátil y espontánea», reflejando una profunda reflexión sobre el arte como medio para trascender el materialismo de la sociedad. Esta perspectiva compartida con sus compañeros de Der Blaue Reiter se manifiesta en su deseo de que el arte sea un vehículo para el cambio social.
La exposición comienza con autorretratos de Münter, obras que rara vez mostró al público y que reservaba para su círculo íntimo. Estos retratos revelan a una mujer moderna y rompedora, que desafió las normas de su tiempo al convivir con Vasili Kandinski sin casarse y al explorar su creatividad sin restricciones.
Münter también fue una viajera incansable, lo que influyó en su estilo artístico. Durante dos años recorrió Estados Unidos con una cámara Kodak, experiencia que moldeó su enfoque visual y compositivo. En obras como Naturaleza muerta con espejo, juega con la idea de la identidad y la autorreflexión, sugiriendo una complejidad interna que trasciende la simple representación.
Además de su enfoque innovador hacia el arte, Münter también abordó temas sociales complejos. Sus retratos de niños, lejos de ser inocentes, transmiten inquietud y tristeza, reflejando quizás una visión premonitoria de la vida que les esperaba.
La vida personal de Münter estuvo marcada por desafíos y cambios. Tras la Primera Guerra Mundial, regresó a Alemania para encontrar un entorno transformado y una traición personal por parte de Kandinski. Sin embargo, logró superar estas dificultades y continuó desarrollando su obra en Murnau, donde finalmente se estableció.
Durante el régimen nazi, Münter protegió valientemente su colección de arte de Der Blaue Reiter, ocultándola hasta que pudo donarla a Múnich en 1957. Aunque su visibilidad disminuyó durante este periodo, su legado perduró, y su obra sigue siendo un testimonio de su visión única y su resistencia frente a la adversidad.
Tras su paso por Madrid, la exposición viajará al Musée d’Art Moderne de París, donde se centrará en los periodos parisinos de Münter, explorando aún más su influencia en el arte moderno.