Míriam asegura que la Puerta Califal es «una enciclopedia del tiempo», «un puzzle» donde vamos encontrado vestigios de hasta seis épocas diferentes. Cuando uno desciende desde el adarve de la muralla portuguesa hasta el interior de la misma se siente pequeño, absorbido por la Historia. «Es espectacular» murmuran boquiabiertos caballas y no caballas que este lunes hacían el tour turístico de una de las puertas que daban acceso a la medina de Ceuta en el siglo X
Deja atrás el mostrador de la oficina turística del Baluarte de los Mallorquines y se planta delante de quince personas. Míriam es informadora turística, y como ella hay diez más en la Ceuta. Hoy se encuentra con una mezcla de caballas que quieren conocer más su ciudad y algún turista. Rafael ha venido de Córdoba no por nada especial, si no porque «Ceuta está siempre allí, tan cerca, tan lejos…». Hoy, como mínimo, la sentirá más próxima. Los restos ornamentales que se conservan de hace más de diez siglos le recuerdan a su ciudad, salvando las distancias claro.
El turismo es uno de los grandes retos de la ciudad autónoma. La que antes era «la llave que abría y cerraba el Estrecho», en palabras de la guía, hoy lucha por conseguir que visitantes nacionales y extranjeros animen una economía siempre a la sombra de las tasas de paro más importantes del Estado. El director de Servicios Turísticos, Javier Lesmes, explica en su despacho que destinan cantidades ingentes de horas para arrancar cualquier proyecto, como la prórroga del billete reducido que se ha presentado esta semana. Asimismo, reconoce que el esfuerzo para captar turistas no sería posible sin aquellas personas que mantienen 365 días al año la oficina de turismo en el Puerto, o la del Puente del Cristo, de donde las mismas informadoras turísticas arrancan las visitas. «Tienes que estar preparado para hacer la Puerta a cualquier hora y en idiomas diferentes«, explica Ester Luque, la coordinadora del equipo.
Todoterrenos de las visitas
Resulta que para hacer las murallas, el Califa utilizó 90.000 sillares de las canteras de Tarifa. Un cifra que parece espectacular aun sin saber que un sillar es un tipo de piedra «por lo común en forma de paralelepípedo rectángulo», según esclarece la RAE. Pues Míriam lo sabe y lo explica en francés y en inglés. Aunque cuando empiezan a venir los colegios a los niños les importa más saber de dónde se disparaban los cañones que no de dónde vienen los sillares. Los informadores tampoco explican de la misma manera la ciudad caballa cuando acompañan a turistas del IMSERSO en las visitas panorámicas con autobús. O cuando adaptan el recorrido a los visitantes con alguna discapacidad. O cuando promocionan Ceuta en el FITUR.
Galería de Antonio Sempere
Y es que detrás de toda la maquinaria administrativa y empresarial que interviene en el convencer que Ceuta es un lugar que merece la pena visitar y dejar dinero hay guías, informadores e informadoras. Los primeros en dar el mapa y por los que sabrás que el foso se tiene que ver. Las mismas personas que te harán entender que Ceuta es el resultado de decenas de civilizaciones. Un trabajo para conectar el suelo que pisamos con quien lo ha pisado. El lunes aprendimos que esto de los salazones ya lo hacían los romanos, y que desde el siglo VII antes de Cristo vive gente en lo que hoy es el centro de la ciudad. Y detrás hay currantes 24 horas 365 días al año.
Este verano ha sido especialmente activo. Los y las informadoras no han parado ni un momento. Han tenido que engrandecer los grupos para que nadie se quedara sin visitar el patrimonio ceutí. En pleno calor y con los autóctonos yendo de vacaciones, el grupo de profesionales ha seguido abriendo las puertas, como auténticos guardianes, de los secretos de la ciudad.