António Guterres, secretario general de la ONU, ha lanzado un llamado urgente durante la ceremonia de apertura de la COP29 en Bakú. Ha propuesto la implementación de nuevos gravámenes sobre el transporte marítimo, la aviación y la extracción de petróleo y gas. Estas medidas buscan generar fondos para ayudar a los países en desarrollo a financiar su transición hacia energías renovables.
Guterres enfatizó que «los contaminadores deben pagar», subrayando que los países pobres son los menos responsables del calentamiento global, pero los más afectados por sus consecuencias. La crisis climática ha sido una prioridad desde su primer mandato, y ha reiterado la urgencia de limitar el aumento de temperaturas a 1,5 grados Celsius.
El secretario general destacó que el año 2024 será el más cálido registrado, según estudios recientes. Citó investigaciones de la Universidad de Oxford y el PNUD, que revelan que el 80% de la población mundial exige más acción climática. «Científicos, activistas y jóvenes piden cambio; escuchémoslos», exclamó.
Guterres también vinculó la emergencia climática con las desigualdades sociales, señalando que «los ricos causan el problema y los pobres pagan el precio más alto». Un informe de Oxfam indica que los multimillonarios emiten más carbono en una hora y media que una persona promedio en toda su vida.
La brecha entre las necesidades de adaptación y la financiación podría alcanzar los 359.000 millones de dólares en 2030, advirtió Guterres. Los países en desarrollo deberán destinar al menos 40.000 millones anuales desde 2025 para adaptarse a energías limpias.
Durante la cumbre, Guterres instó al G20 a liderar la financiación climática, ya que son los mayores emisores con las mayores capacidades. «La COP29 debe derribar los muros de la financiación climática», afirmó, insistiendo en que un nuevo objetivo financiero es imprescindible.
La cumbre ha estado marcada por grandes ausencias, como las de Joe Biden, Donald Trump, Vladímir Putin, Xi Jinping y otros líderes mundiales. Sin embargo, figuras como Pedro Sánchez y Keir Starmer estuvieron presentes, subrayando la importancia de alcanzar acuerdos para cumplir los Acuerdos de París.
Guterres concluyó su discurso recordando que «la financiación climática no es caridad; es inversión». La revolución de la energía limpia es inevitable, y todos los países deben contribuir para asegurar que sea justa y rápida.