Como cada 22 de marzo, hoy se celebra el Día Mundial del Agua. Una fecha que debe servir para sensibilizar a la ciudadanía del valor multidimensional del agua como recurso esencial para la vida de las personas y de los ecosistemas, como elemento de progreso económico y como factor de articulación social, con capacidad inclusiva y de integración y no de exclusión. Un elemento
primordial para la continuidad y el desarrollo justo de la sociedad. Es, además, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que impulsa Naciones Unidas, que persigue la total disponibilidad de agua y saneamiento en 2030.
De la totalidad del agua dulce disponible en el planeta, necesaria para la vida humana, en torno a un 30% está en los acuíferos subterráneos y, a su vez, éstos representan el 97% de la disponibilidad de agua dulce total en estado líquido. Motivo de la importancia de esa circunstancia, el lema de este año es “Aguas subterráneas. Hacer visible lo invisible”. Gran parte de los recursos hídricos que sustentan el sistema de agua potable, la agricultura, la industria y los diversos ecosistemas provienen de este medio.
El principal desafío al que se enfrenta la gestión de estos recursos es la adecuación a la realidad que impone el cambio climático. Por eso, todas las políticas deben ser sensibles a esta situación, estableciendo marcos de transición hidrológica de la misma forma a como se está haciendo en la también necesaria transición energética. La resiliencia del agua, en cuanto al cambio climático, es la resiliencia de la economía y de la propia sociedad.
Para afrontar este nuevo escenario es preciso invertir en la optimización de los sistemas de transporte del agua, tanto a nivel urbano como para usos agrarios, así como en tecnologías que aporten sostenibilidad ecosocial al sistema, especialmente sobre nuevas fuentes y en depuración, regeneración y reutilización del agua usada. Medias que reduzcan los niveles de consumo actuales de las fuentes de origen. También es necesario invertir en el cuidado ecológico de estas mismas fuentes, con procesos de renaturalización de cauces y otras masas de agua según criterios de Soluciones Basadas en la Naturaleza.
Un nuevo modelo integral de agua y energía donde se prime el ahorro, la eficiencia energética y el uso de energías renovables en los sistemas de extracción y depuración de las aguas. Un modelo, también, de gestión participativa que fomente la información real de la situación y de participación pública activa para sensibilizar a la ciudadanía en el nuevo reto que supone una transición hidrológica hacia la tan necesaria seguridad hídrica.
El Partido Socialista Obrero Español es consciente de esta necesaria adaptación de la relación con el agua y de la necesidad de anticiparnos a los impactos del calentamiento global y, por ello, reivindicamos que este proceso sólo puede hacerse en base a dos principios esenciales de la gestión pública: responsabilidad y solidaridad.