Después de 467 días de guerra en la Franja de Gaza, con un saldo devastador de cerca de 47.000 muertos y el enclave palestino reducido a escombros, Hamás ha aceptado un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes. La mediación, liderada por Qatar y Egipto, ha sido clave para alcanzar el pacto, según publica El Independiente.
El acuerdo llega tras meses de infructuosas negociaciones indirectas y bajo la presión del ultimátum lanzado por Donald Trump, en vísperas de su regreso a la Casa Blanca. Funcionarios estadounidenses han confirmado el pacto al canal israelí Canal 12, señalando la importancia de la premura ejercida por el mandatario republicano, quien amenazó con “desatar el infierno” si no se alcanzaba un acuerdo antes de su investidura, prevista para el lunes 20 de enero.
Tres fases para una tregua de 42 días
El acuerdo, estructurado en tres fases a desarrollarse en un plazo de 42 días, retoma propuestas planteadas por mediadores hace seis meses, aunque con ajustes impulsados por la presión internacional.
1. Primera fase: Hamás liberará a 33 rehenes, entre ellos mujeres civiles, soldados, niños y personas mayores de 50 años. A cambio, Israel excarcelará a 30 prisioneros palestinos por cada rehén civil y a 50 por cada mujer soldado. Actualmente, 98 rehenes israelíes permanecen en Gaza, aunque se estima que decenas de ellos han fallecido durante los 15 meses de cautiverio.
2. Segunda fase: En esta etapa se declarará una “calma sostenible”, y Hamás liberará a los rehenes masculinos restantes, tanto soldados como civiles. A cambio, Israel excarcelará a un número aún no especificado de prisioneros palestinos.
3. Tercera fase: Ambas partes implementarán medidas para garantizar un cese definitivo de las hostilidades, mientras los mediadores internacionales supervisan el cumplimiento de los acuerdos.
Un momento crítico
La última ronda de negociaciones se reanudó en Doha a principios de diciembre, tras un parón provocado por la retirada de Qatar de la mediación, citando la falta de voluntad de ambas partes. Sin embargo, la inminente investidura de Trump y su presión directa han acelerado el proceso, forzando a Hamás e Israel a aceptar términos que antes parecían inalcanzables.
Este acuerdo ofrece una esperanza para detener el sufrimiento en la región, aunque persisten dudas sobre su implementación y sobre si será capaz de sentar las bases para una paz duradera. Los próximos días serán cruciales para evaluar si ambas partes respetan lo pactado y si la tregua consigue estabilizar la situación en Gaza.