Cinco vecinos de Ceuta que viajaban en motos de agua salvaron a primera hora de la tarde de ayer viernes la vida de un migrante que había salido de la vecina ciudad de Castillejos cuando intentaba llegar hasta Ceuta a nado. Daniel es el más joven de los cinco pilotos que ayer se encontraban practicando Motonáutica en aguas de la Bahía Sur de Ceuta. Todos ellos suelen reunirse los fines de semana para practicar su deporte favorito y pertenecen al Club Náutico CAS de Ceuta.
Daniel nos cuenta lo que vivió ayer cuando pilotaba su moto de agua: “Navegamos con las motos de agua, que son embarcaciones ligeras que no llevan sillón y no dan la posibilidad de ir sentado. La mañana de ayer (Viernes Santo) era propicia para la navegación. Buena visibilidad y viento de poniente de unos 18 nudos que hacía que la mar estuviese picada, las condiciones perfectas para disfrutar de este deporte”. Estos cincos amigos salieron del puerto deportivo de Ceuta al mediodía y pusieron rumbo a los isleros de Santa Catalina en dirección a la Playa de la Ribera. Cuando llevaban una hora navegando “entre El Sarchal y Fuente Caballos a unos veinte metros de nosotros avistamos algo. Según nos íbamos acercando es cuando veo la cabeza de una persona semihundida en el agua. De los cinco que íbamos, dos escuchamos como gritaba pidiendo auxilio, incluso con el ruido del motor escuchamos esos gritos” relata Daniel, que todavía no era consciente de que estaban a punto de salvar una vida. “Por favor ayuda” el grito que Daniel no olvidará jamás, ahora que es consciente de que ayer, un joven volvió a nacer frente a la costa de Ceuta.
El nadador era un joven marroquí que había salido la noche antes desde Castillejos enfundado en un traje de neopreno. Llevaba más de 10 horas en el agua y las fuerzas estaban al mínimo. Otro de los cientos de jóvenes que se ven obligados a echarse al mar arriesgando sus vidas para encontrar un presente y por supuesto un futuro digno. Ayer fue el día de suerte de este joven. La desesperación y la casualidad, bendita casualidad, habían hecho que Daniel y su grupo se cruzaran en el mar con el nadador, en el ancho y peligroso mar donde las distancias se hacen eternas.
Daniel avistó a un joven desconocido que casi estaba dando el último suspiro de vida. Se encontró con un alma buena, o quizá ese Ángel que todos llevamos al lado desde que nacemos y que le llaman de la “Guarda”. Ayer, Daniel y sus amigos guardaron la vida de un joven que podrá seguir soñando con algo mejor.
“Lo primero que pienso es que es una persona que se ha caído por la borda de alguna embarcación. Al acercarnos y ver que ese muchacho estaba casi al límite, llamamos al resto de compañeros que acudieron rápidamente a nuestra llamada. Uno de ellos, policía local de profesión, viendo que el chico ya apenas se movía se lanzó al agua. Él manejó la situación con calma, agarró a la persona y se lo puso sobre el pecho boca arriba para que respirara. El chaval se nos ahogaba, la cara era gris, nunca había visto un rostro tan demacrado. Pensaba que se estaba muriendo allí mismo. Con la ayuda del chaleco salvavidas lo mantuvo a flote mientras salí a buscar ayuda de cualquier embarcación que estuviera por la zona para que lo pudiera subir a bordo y trasladarlo a tierra. En las motos no podemos llevar a nadie porque el espacio es limitado a una persona y de pie”.
Daniel no puede evitar emocionarse cuando relata lo que ocurrió a continuación: “La casualidad hizo que encontrara la embarcación de Julio Sillero que es el presidente del club náutico CAS, al que pertenecemos, que estaba disfrutando el día festivo con su familia en el mar. Julio acudió rápidamente y cuando llegó lo subimos a su lancha como pudimos entre todos con la ayuda de las personas que estaban en la embarcación. Enseguida pusimos rumbo hacia puerto. Nosotros íbamos detrás escoltando a la embarcación donde iba el chico. Pasando por el foso vi como temblaba de frío. Pensaba que se moría, que no llegaba vivo a tierra y me puse a llorar mientras pilotaba la moto. Eres una persona y ver cómo un chaval joven se tira al mar con un traje de neopreno y una bolsita donde guarda lo poco que puede llevar me pone bastante triste. Imagino lo que estará pasando en su país para arriesgar su vida”.
El joven fue desembarcado en el puerto deportivo a la altura de las instalaciones del Servicio Marítimo de la Guardia Civil hasta donde se desplazó una ambulancia y personal de emergencias del ERIE de Cruz Roja que se encargó de practicar los primeros auxilios antes de ser trasladado al Hospital Universitario de Loma Colmenar donde ingresó con un cuadro de hipotermia severo quedando en observación.
Daniel y sus cinco compañeros de afición no olvidaran la tarde de ayer. La preparación en primeros auxilios y la templanza para enfrentar una situación tan delicada por parte miembro de la Policía Local de Ceuta, que ha preferido permanecer en el anonimato, resultó crucial para que la vida de otra persona no termine bajo las aguas de Ceuta.
“Nuestra intención es cuando se recupere y pase el tiempo de cuarentena poder ir a verle y darle un abrazo. He pasado un mal trago pero me quedaré con la satisfacción de haber salvado una vida, algo que no olvidaré jamás” sentencia Daniel con orgullo mientras nos señala a pie de los acantilados del Recinto el lugar donde ocurrió el suceso que difícilmente borrara de su memoria. Una historia con final feliz y que, al menos, no aumentará la cifra de muertes de personas en el mar tratando de conseguir llegar hacia una vida mejor.