Elfos, elfas y Papa Noel aparecieron este domingo en el Puerto para bailar y repartir los regalos de Navidad un poco antes de lo previsto. Zigzagueando por las aceras de Cañonero Dato, un grupo de jóvenes se acercó a transformar esta zona portuaria en un paisaje navideño
Estos son días en que la Navidad, este concepto tan arraigado en parte de nuestra sociedad, hace explicar a todo el mundo cómo debemos ser solidarias, atentas y generosas. Pero hasta las más buenas intenciones no pueden esconder que hay odios en el interior de algunas personas que cuesta curar. Quizás es por eso que el día de la Gran Recogida de Alimentos la seguridad privada de algún supermercado echaba a jóvenes y menores que pedían comida en la puerta, mientras que dentro había voluntarios recogiendo para el Banco de Alimentos.
Y quizá es por esto que elfos, elfas y un Papa Noel barrigón decidieron guiar los renos para pasar un buen rato bailando y dinamizando entre gasolineras. La comitiva navideña se sorprendió un poco, puesto que de un año para otro a la avenida le han crecido paredes, bien bonitas para que no molesten a quien va a de rebajas pero que, entre otras cosas, seguirán coronadas por crueles concertinas.
Los muros son más altos, pero los chicos también
También porque algunos de los chicos habían crecido mucho. Papa Noel miraba sorprendido como algunos adolescentes estaban dejando atrás los granos y son un palmo más altos. También porque había muchas caras nuevas y unas ganas de pasarlo bien tremendas.
Un, dos, tres, derecha, un, dos, tres, izquierda. Y bailando puerto arriba, puerto abajo, la improvisada fiesta terminó en una macrocoreografía en el parking del Cash Diplo, a pocos metros de donde Ilías perdió la vida, a unos 100 de donde Shauni estuvo consciente por última vez, a escasos 150 de donde Omar fue atropellado. Allí, donde tantos han llorado, ayer sonaban cascabeles de Navidad.
Viniendo del frío –y siempre sin frialdad- las elfas, elfos y el Papa Noel subieron con sus trineos al Hospital Universitario, donde se recuperan algunos amigos de las inclemencias de las calles del Puerto. “Aunque no nieve aquí las noches son más frías que de donde venimos”, afirmaba una elfa de largos cuernos. “Sólo esperamos que moviendo las caderas se nos pase un rato esta glaciar indiferencia de tanta gente que no es capaz de ver que chavales de la edad de sus hijos o sus nietos se están jugando la vida malviviendo entre barcos y policía”, explicaba otro elfo, que cuando no es elfo se juega la vida en los camiones. Pero ayer era elfo.
Este lunes el Puerto seguía siendo el Puerto, pero de existir la Navidad esta estaba en forma de pesebre viviente, donde los pastorcillos bailaban en un solar al son de pular guineano, con saludos de Salam y deseando, para este 2020, mucha libertad y salud para todos.
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