La hortoterapia, una forma de terapia ocupacional que utiliza la jardinería como medio terapéutico, está ganando popularidad en instituciones dedicadas al cuidado de personas con deterioro cognitivo. En Cruz Blanca, esta práctica ha sido adoptada con entusiasmo, ofreciendo a los usuarios una manera de conectarse con la naturaleza mientras trabajan en su bienestar mental.
El proceso comienza con la selección de semillas, donde los participantes eligen qué plantas desean cultivar. Este simple acto de decisión ayuda a estimular la memoria y el pensamiento crítico. Luego, los usuarios preparan la tierra, una actividad física que también promueve la coordinación y la motricidad fina.
Una vez sembradas las semillas, el cuidado diario de las plantas se convierte en una rutina que fomenta la responsabilidad y la paciencia. Los usuarios observan el crecimiento de las plantas, lo que les proporciona un sentido de logro y satisfacción. Esta conexión con el ciclo de vida natural puede tener efectos positivos en el estado de ánimo y la autoestima.
Desde que se implementó esta iniciativa a principios de 2024, los resultados han sido prometedores. Muchos usuarios han reportado mejoras en su capacidad de concentración y en su memoria a corto plazo. Además, la hortoterapia ofrece un espacio para la socialización, ya que los participantes trabajan juntos, compartiendo experiencias y consejos sobre jardinería.
Los beneficios de la hortoterapia no se limitan solo al ámbito cognitivo. También se ha observado una reducción en los niveles de estrés y ansiedad entre los participantes. El contacto con la naturaleza y el aire libre tiene un efecto calmante, y el acto de cuidar de algo vivo puede ser profundamente terapéutico.
En conclusión, la hortoterapia en Cruz Blanca no solo frena el deterioro cognitivo, sino que también mejora la calidad de vida de sus usuarios. Al integrar la jardinería en su rutina diaria, los participantes encuentran un propósito renovado y una manera de mantenerse activos tanto mental como físicamente.