María Iglesias es una periodista española que ha realizado varios viajes a la isla de Lesbos en Grecia para conocer de primera mano la situación de los miles y miles de refugiados que permanecen allí como si se tratase de una especie de limbo y a la espera de una solución que nunca llega. En sus visitas a la isla tuvo acceso al campamento de Moria, al que otros activistas se refieren como «campo de concentración» más que como campamento de refugiados. Con el material recogido en sus desplazamientos ha escrito «El Granado de Lesbos» donde trata de dar a conocer al público la realidad que viven miles de personas en la isla griega.
María Iglesias realizo el primero de sus viajes en 2016 y contactó con activistas de Proem-Aid, una ONG que se define a sí misma como «un equipo español de profesionales de las emergencias que ayudamos de forma voluntaria desde diciembre de 2015 en el sureste de la isla griega de Lesbos y desde septiembre de 2017 comenzamos también a ayudar en el Mediterráneo Central. Auxiliamos y rescatamos a personas en grave riesgo en el mar». Luego, volvió a la isla precisamente para cubrir el juicio a tres integrantes de Proem-Aid que fueron acusados de tráfico de personas por realizar labores de rescate en el Mediterráneo.
«No one is illegal»
Iglesias vivió en primera persona la llegada a las costas de Lesbos de las precarias balsas conocidas como dinghys y fue testigo directo de las actuaciones de rescate que realiza Proem-Aid y otras ONG que prestan asistencia a los refugiados una vez llegan a tierra. También pudo visitar campamentos, como el Moria, uno de los más opacos y sobre el que se cierne con frecuencia la nube de la polémica por las condiciones de vida de sus «habitantes».
De hecho, la propia Iglesias en su libro señala que la primera vez que lo visita lee en sus paredes «no one is illegal» (nadie es ilegal) y no puede evitar hacer un paralelismo con la frase que coronaba las murallas Auschwitz: «El trabajo os hará libres». Siendo el primero un graffiti de protesta y el segundo una consigna impuesta por los verdugos, ambos mensajes reflejaban una contradicción que provocó la asociación de ideas en la cabeza de Iglesias.
Si «no one is illegal«, por qué miles de personas están contenidas y obligadas a permanecer en lugar que apenas cumple con las condiciones mínimas para dejar de ser un lodazal. Por qué cientos de niños y niñas llevan allí años perdiendo su infancia a fuerza de endurecerse con la injusticia de un mundo que actúa como si no existieran. Si nadie es ilegal, por qué las cuchillas coronan las fronteras europeas y el Mediterráneo es una fosa común de personas inocentes que solo querían huir hacia un lugar que les garantizase un futuro…
Suponemos que estas son algunas de las preguntas que rondaban por los pensamientos de María Iglesias aquella primera vez que visitó Moria y tendremos la oportunidad de preguntárselo esta misma tarde en la Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca Pública, a las 20.00 horas.