Todo genocidio es precedido por una campaña de odio. Al final, se culpa a las víctimas y se (auto)absuelve a los culpables. Los verdugos. Esos que cambiaron la capucha y el hacha por la corbata y el bolígrafo grabado. Todo es perceptible de ser odiado. Hasta el amor. Un fenómeno que caldea el ambiente como lo hace el calentamiento global. ¿Te gusta mi nueva chaqueta de piel? ¿Y los zapatos? Zorro canadiense muerto y niño chino moribundo. Pérfidas cooperativas que despiden fragancia Chanel nº5. ¿Mientras tanto? Goteo diario de violencia como las pérdidas de orina de un hombre en plena senectud.
La élite político/terrorista sigue empleando la palangana de Poncio en asuntos de humanidad. CAPITAL. Los obreros, trabajadores, continúan con salarios de hambre. ¿Mi único mérito? Salir de un pozo seco, como lo hace la semilla silvestre en un campo arrasado por la monoproducción o la falta de primavera. ¡Mi ira viene de abajo! De un espacio compartido con el clero de la religión de moda perenne y la nobleza de prebendas nobles. Todo pagado por el Tercer estado.
¿Matar fetos es hipotecar el futuro? ¡Qué más da! Cultura del despilfarro y arribismo donde la meritocracia consiste en tener una polla dos centímetros más grande de lo normal y un coño succionador a modo de satisfyer Next Generation. ¡Herejía! ¿Herejes son los migrantes… o los lobbies que viven de ellos? Peccato de fe. Dinero, ¡más dinero! para el Caimán de los prestamistas. ¿Desinformación? No, tan solo (in)formación acerca de un presente ilusorio y un futuro inexistente. Mundo civilizado.
Los re(tras)tornos fantasma a sociedades medievales son “fuentes tabú” de las que mana silencio. Sociedades contemporáneas atadas a una mentalidad [historia] cadáver. Pútridos recintos donde se agolpan ánimas que han convertido su espacio en el purgatorio. Filtro, Photoshop. El comercio de la pólvora blanca, hecha para ar(l)mas negras, mantiene la maquinaria a pleno rendimiento. Esta gestión del rebaño, que ve como amputan y anulan los ahorros de toda una vida, (sobre)valora la tasación/coste de la mercadería: Mercancía humana. Soy consciente que charlo con el viento y escribo en el agua. Sin embargo, me niego a apagar el faro que impide encallar al barco de mi (in)sensatez. ¿Comatosa resignación? Una mierda. Las nuevas nanobiotecnologías nos están convirtiendo en ganado etiquetado en este proceso de gran reseteo [Klaus Shwab, Foro Económico Mundial] en el que se ha convertido la cuarta revolución industrial. Un mundo donde la ECU [Unidad de control de motor] se transforma en BIO por la “gracia tecnológica”, pero sigue empleando el metal para matar. Yo ya firmé mi declaración de insolvencia. ¡Paren este mercado! me quiero bajar. Mafalda.