La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha capturado la atención de los líderes europeos reunidos en Budapest. La cumbre, que originalmente se enfocaba en mejorar la competitividad económica del bloque y fortalecer el diálogo con países de la Comunidad Política Europea (CPE), ahora también debe considerar las implicaciones de este cambio político en Washington.
El evento comenzó con una reunión de la CPE, donde participaron no solo los 27 miembros de la UE, sino también otros países europeos como Reino Unido, Ucrania y Turquía. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aprovechó la ocasión para discutir la situación de la guerra con Rusia y el acercamiento de Georgia al Kremlin.
El anfitrión, Viktor Orbán, conocido por su afinidad con Trump, expresó su entusiasmo por la victoria del exmandatario estadounidense, prometiendo celebrarlo con champán. Esta postura refleja la división dentro de la UE sobre cómo manejar las relaciones con la nueva administración de Trump.
Las reacciones internacionales han sido variadas. Mientras que líderes como Netanyahu y Orbán celebran la victoria, otros, como Zelenski, esperan poder trabajar constructivamente con Trump. La sombra de las elecciones estadounidenses planea sobre toda la cumbre, especialmente en temas de comercio bilateral y geopolítica.
La UE, sin embargo, se siente mejor preparada para enfrentar esta nueva etapa, aprendiendo de la sorpresa de 2016. Los líderes europeos buscan mantener relaciones transatlánticas sólidas y proteger el orden internacional basado en reglas.
La parte más compleja de las discusiones se espera para la cumbre de diciembre, donde se abordarán en profundidad las intenciones de Trump y sus posibles consecuencias en la política europea, especialmente en relación con Rusia y China.
Además de las discusiones políticas, la cumbre también se centra en cerrar la brecha de productividad con otras potencias globales. Se busca implementar medidas propuestas por figuras como Mario Draghi para acelerar las transformaciones verde y digital, aunque el financiamiento de estas iniciativas sigue siendo un punto de discordia entre los países miembros.
En resumen, la cumbre en Budapest no solo aborda los desafíos económicos y políticos internos de la UE, sino que también se enfrenta a las nuevas realidades impuestas por el regreso de Trump a la Casa Blanca, subrayando la importancia de una respuesta unida y estratégica por parte de Europa.