La Corte Penal Internacional (CPI) ha dado un paso significativo al emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant. Acusados de crímenes de guerra y lesa humanidad, esta decisión llega tras una solicitud del fiscal Karim Jan, quien también incluyó a líderes de Hamás en su petición.
Los actos en cuestión ocurrieron entre el 8 de octubre de 2023 y el 20 de mayo de este año, según la Fiscalía. La comunidad internacional, especialmente juristas y organizaciones de derechos humanos, ha recibido con agrado esta noticia, considerándola un reconocimiento de los graves delitos cometidos en Gaza.
El abogado Manuel Ollé destaca que esta acción es una advertencia para aquellos involucrados en estos crímenes: la CPI está dispuesta a actuar. Sin embargo, la reacción de Israel ha sido de rechazo, calificando la medida como desproporcionada y fuera de las normas del Derecho Internacional.
La orden de arresto implica que Netanyahu y Gallant no pueden viajar a ninguno de los 125 países firmantes del Estatuto de Roma sin riesgo de ser detenidos. Aunque Israel no es miembro de la CPI, los estados firmantes están obligados a cooperar con la Corte.
Expertos como José Enrique Conde Belmonte señalan que, aunque la decisión es histórica, su implementación dependerá de la colaboración internacional. La CPI no tiene fuerza policial propia, lo que complica la ejecución de estas órdenes.
El caso de Netanyahu se compara con el del expresidente sudanés Omar al-Bashir, quien, a pesar de tener órdenes de arresto en su contra, viajó a varios países sin ser detenido. Esto resalta las dificultades prácticas de aplicar la justicia internacional.
Por otro lado, la CPI ha retirado las órdenes contra algunos líderes de Hamás debido a sus muertes recientes. Sin embargo, el proceso sigue abierto, y la Fiscalía continúa investigando posibles crímenes adicionales.
La decisión de la CPI también se ve como una prueba de su relevancia y fortaleza. Araceli Mangas, catedrática de Derecho Internacional, subraya que esta acción demuestra que la Corte no ignora las violaciones graves de derechos humanos, incluso cuando involucran a líderes de estados poderosos.
El apoyo de Estados Unidos a Israel, especialmente bajo la administración de Donald Trump, podría influir en el desarrollo de este caso. Washington ha mostrado previamente su oposición a la CPI, lo que podría complicar la cooperación internacional necesaria para llevar a cabo las detenciones.
Finalmente, los expertos coinciden en que, aunque es poco probable ver a Netanyahu en el banquillo de los acusados, la emisión de estas órdenes es un paso crucial hacia la rendición de cuentas en el ámbito internacional. La CPI busca establecer un precedente que refuerce la justicia global y limite la impunidad de los líderes mundiales.