Durante el jueves, el territorio libanés fue escenario de intensos bombardeos por parte de Israel, resultando en la muerte de al menos 45 personas y dejando a otras 110 heridas. Según el Ministerio de Salud Pública libanés, se registraron 68 ataques aéreos en las últimas 24 horas, concentrándose principalmente en las regiones de Sur, Nabatiye y Baalbek.
Estas áreas han sido las más afectadas desde que el conflicto se intensificó en septiembre. El ministerio informó que el número total de ataques desde el inicio de la agresión asciende a 11,647. La situación es crítica, con un aumento constante de víctimas y daños materiales significativos.
Además, se reportó la muerte de seis trabajadores sanitarios, elevando el número total de personal médico fallecido a 178 desde el inicio del conflicto. Estos ataques no solo afectan a la población civil, sino también a aquellos que intentan brindar asistencia médica en medio del caos.
El silencio de la comunidad internacional ha sido criticado por las autoridades libanesas, quienes instan a una respuesta más firme para detener la violencia. La falta de acción ha permitido que la brutalidad continúe sin control, afectando gravemente a los equipos de trabajo en las líneas del frente.
En cuanto a los desplazados internos, el Ministerio de Salud Pública ha señalado que de los 1,130 albergues establecidos, 948 ya han alcanzado su capacidad máxima. Esto refleja la magnitud de la crisis humanitaria que enfrenta el país, con miles de personas buscando refugio y seguridad.
La situación sigue siendo tensa y la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. La necesidad de una intervención diplomática urgente es evidente para evitar una mayor escalada del conflicto y aliviar el sufrimiento de la población civil.