El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha puesto en marcha una investigación a través de la Dirección General de Consumo para examinar prácticas abusivas llevadas a cabo por algunas inmobiliarias en España. Estas prácticas incluyen el cobro de comisiones ilegales a los inquilinos y la imposición de contratos temporales sin justificación adecuada.
Según el Ministerio, estas acciones están prohibidas por la Ley 12/2023 sobre el derecho a la vivienda y constituyen un abuso según la Ley de Defensa de los Consumidores. La Dirección General de Consumo ha recibido múltiples denuncias que han motivado esta investigación.
La vivienda es considerada un derecho fundamental y un bien de primera necesidad, protegido por la Ley de Arrendamientos Urbanos. Esta normativa prohíbe a las agencias inmobiliarias incluir cláusulas o realizar prácticas que perjudiquen los derechos de los inquilinos.
En respuesta a estas preocupaciones, Consumo ha implementado acciones informativas dirigidas a los operadores del mercado. Estas acciones buscan alertar sobre conductas potencialmente abusivas en los contratos de alquiler, tales como la exigencia de fianzas desproporcionadas, garantías adicionales o mensualidades adelantadas que contravienen la normativa vigente.
Sanciones Potenciales
El departamento dirigido por Pablo Bustinduy ha advertido que las prácticas abusivas, si se califican como graves, podrían resultar en multas de hasta 100.000 euros. En casos muy graves, las sanciones podrían alcanzar hasta un millón de euros.
Además, otras prácticas podrían constituir infracciones según el artículo 47 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Estas incluyen el incumplimiento de normas de precios, la imposición de condiciones injustificadas sobre servicios no solicitados, el uso de prácticas comerciales desleales y la inclusión de cláusulas abusivas en los contratos.
Las infracciones graves podrían ser sancionadas con multas de hasta 100.000 euros, pudiendo superar estas cantidades hasta alcanzar entre cuatro y seis veces el beneficio ilícito obtenido. Para las infracciones muy graves, las multas podrían llegar hasta un millón de euros, superando estas cifras hasta alcanzar entre seis y ocho veces el beneficio ilícito.
Esta investigación subraya la importancia de proteger los derechos de los consumidores en el mercado inmobiliario, asegurando que las prácticas comerciales sean justas y transparentes para todos los involucrados.