Bajo una creciente ola de críticas globales, especialmente desde Estados Unidos, Israel anunció ayer la implementación de pausas humanitarias diarias y la creación de rutas seguras para la distribución de ayuda en la Franja de Gaza, un territorio que sufre una crisis alimentaria crítica que las autoridades israelíes califican como “propaganda”.
Las nuevas medidas incluyen la primera ayuda aérea enviada a Gaza, la aprobación de un proyecto para transportar agua desalinizada desde Egipto al sur del enclave palestino, y la devolución a la ONU del papel central en el reparto de alimentos. Estas acciones buscan aliviar la situación de los civiles en Gaza y responder a la presión de aliados internacionales como Alemania y Estados Unidos.
El primer ministro Benjamín Netanyahu, que mantiene su firme objetivo de derrotar a Hamas y liberar a los secuestrados, rechazó las acusaciones de que Israel impide la entrada de ayuda humanitaria y acusó a la ONU de difundir información falsa. “Siempre hubo pasos seguros y hoy es oficial, por lo que no habrá más pretextos”, afirmó.
Pese a mantener su ofensiva contra Hamas, Israel anunció “pausas tácticas” de 10 horas diarias en tres zonas del territorio para facilitar la llegada y distribución de alimentos y medicinas. El ejército también estableció corredores seguros permanentes para los convoyes de ayuda.
La ONU y Hamas, sin embargo, han cuestionado la efectividad de estas medidas y la voluntad real de Israel para garantizar el acceso humanitario. Mientras tanto, la opinión pública israelí parece cada vez más cansada del conflicto, con un amplio sector que pide poner fin a la guerra tras más de 660 días de hostilidades.
