El ejército israelí ha confirmado este martes la muerte de Hashem Safi al Din, quien era considerado un posible sucesor del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala. La noticia llega tras semanas de especulaciones sobre su destino desde el inicio de la ofensiva israelí en Líbano a principios de este mes.
El portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Avichay Adraee, anunció que Safi al Din murió en un ataque el pasado 4 de octubre. Adraee declaró: «Hemos llegado a Nasrala, a su sucesor y a la mayoría de líderes de Hizbulá. Vamos a alcanzar a cualquiera que amenace a los civiles del Estado de Israel».
Junto a Safi al Din, las FDI también confirmaron la muerte de Ali Hussein Hazima, comandante de la célula de inteligencia de Hizbulá. Según el comunicado del ejército israelí, el ataque fue preciso y organizado por la Inteligencia contra el principal cuartel de inteligencia de Hizbulá, ubicado en Dahye, en los suburbios al sur de Beirut.
El ataque se llevó a cabo en un complejo subterráneo donde supuestamente se encontraban 25 miembros de Hizbulá, quienes se convirtieron en objetivos de los bombardeos israelíes en Líbano durante el último mes.
La ofensiva israelí ha dejado un saldo devastador en Líbano, con al menos 2.483 personas muertas desde el inicio de la operación terrestre el 1 de octubre. Israel asegura que más de 1.500 de estas víctimas eran milicianos de Hizbulá.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, había declarado previamente que Israel había eliminado a Safi al Din y a otros líderes de Hizbulá, aunque posteriormente el ejército matizó sus palabras, indicando que estaban verificando la información, la cual ahora ha sido confirmada por la Inteligencia.
Desde el inicio de la escalada del conflicto, el intercambio de fuego en la frontera ha resultado en la muerte de 52 personas en Israel, la mitad de ellas civiles. En Líbano, más de 700 personas han muerto, de las cuales más de 400 eran combatientes de Hizbulá, además de un centenar de civiles.
La situación en la región sigue siendo tensa, con ambos lados sufriendo pérdidas significativas y la comunidad internacional observando de cerca el desarrollo de los acontecimientos.